Se va este año. No sé qué mas implorar para el 2012.
Nos vemos el año que viene.
Besos
sábado, 31 de diciembre de 2011
jueves, 29 de diciembre de 2011
El vacío de los momentos
Hola,
Ya ni siquiera sé si es tristeza la palabra que busco. He entrado en un bucle alexitímico en el que ya no soy capaz de identificar ninguna de mis emociones. Hoy he abierto los ojos y lo único que he sentido en mi cuerpo ha sido vacío. La ausencia total de emoción, de alegría, de esperanza, e incluso de tristeza, dolor u odio. No he sentido nada. Y ha sido todavía peor.
Quedarme tumbada bocarriba hasta las dos de la tarde, con los ojos abiertos en la oscuridad mirando a ninguna parte preguntándome qué hacer con este saco de huesos, músculos y vísceras con el que tengo que cargar a todas horas. Preguntándome qué voy a decirle a las personas que me rodean cuando me hablen porque ni siquiera me apetece hablar. Preguntándome para qué voy a despertarme antes, o voy a levantarme antes de la cama cuando para lo único que eso me serviría es para tener que luchar con mas horas de consciencia a lo largo del día.
Yo odio el horario de invierno. Me encanta el horario de verano cuando los días duran hasta las nueve de la noche. Sin embargo ahora en lo único que pienso es en que oscurezca, en que se pierda totalmente todo rastro de luz y de actividad y poder volver a dormirme hasta el medio día siguiente. Y así se habrá pasado un día más: un día más en el que he conseguido sobrevivir.
Puedo llevar dos días sin escuchar a penas el sonido de mi voz. Todo lo hago en silencio y tampoco tengo nada que decir. Hoy ha sido el primer día que me he quitado el pijama desde navidad, y ha sido para ponerme otro. Hoy siento que la tarde se me va a hacer eterna y que nunca llegará la hora de dormir que tanto deseo y tanto pánico me da a la vez. Querría quedarme inconsciente y pasarme así una semana, y abrir los ojos el día de reyes y que todo esto fuera una pesadilla.
En la entrada de ayer dije que no lloraría. Fracasé. Y no me da vergüenza admitirlo. Hace tiempo que decidí no guardarme los sentimientos, porque si no arriesgas en la vida no sabes qué puedes ganar qué puedes perder.
Como dice Risto Mejide en su libro, del que me he enamorado profundamente, y del cual pondré muchas citas a partir de ahora:
Paula. Era el único pensamiento que ya había empezado a inundar su voluntad y sus lagrimales. La había querido todo lo posible en este mundo, la había amado todo lo amable en esta vida, la había adorado todo lo que se puede adorar, y sin embargo, ahora todo eso quedaba en ninguna parte, para ningún a quien. Porque amar en silencio no es nada. Porque quien ama en secreto, muere en soledad. << Mal momento para aprender una gran lección >>, pensó. ¿Y cómo sabía que era una gran lección? Porque las grandes lecciones son las que llegan en los peores momentos
Besos
Ya ni siquiera sé si es tristeza la palabra que busco. He entrado en un bucle alexitímico en el que ya no soy capaz de identificar ninguna de mis emociones. Hoy he abierto los ojos y lo único que he sentido en mi cuerpo ha sido vacío. La ausencia total de emoción, de alegría, de esperanza, e incluso de tristeza, dolor u odio. No he sentido nada. Y ha sido todavía peor.
Quedarme tumbada bocarriba hasta las dos de la tarde, con los ojos abiertos en la oscuridad mirando a ninguna parte preguntándome qué hacer con este saco de huesos, músculos y vísceras con el que tengo que cargar a todas horas. Preguntándome qué voy a decirle a las personas que me rodean cuando me hablen porque ni siquiera me apetece hablar. Preguntándome para qué voy a despertarme antes, o voy a levantarme antes de la cama cuando para lo único que eso me serviría es para tener que luchar con mas horas de consciencia a lo largo del día.
Yo odio el horario de invierno. Me encanta el horario de verano cuando los días duran hasta las nueve de la noche. Sin embargo ahora en lo único que pienso es en que oscurezca, en que se pierda totalmente todo rastro de luz y de actividad y poder volver a dormirme hasta el medio día siguiente. Y así se habrá pasado un día más: un día más en el que he conseguido sobrevivir.
Puedo llevar dos días sin escuchar a penas el sonido de mi voz. Todo lo hago en silencio y tampoco tengo nada que decir. Hoy ha sido el primer día que me he quitado el pijama desde navidad, y ha sido para ponerme otro. Hoy siento que la tarde se me va a hacer eterna y que nunca llegará la hora de dormir que tanto deseo y tanto pánico me da a la vez. Querría quedarme inconsciente y pasarme así una semana, y abrir los ojos el día de reyes y que todo esto fuera una pesadilla.
En la entrada de ayer dije que no lloraría. Fracasé. Y no me da vergüenza admitirlo. Hace tiempo que decidí no guardarme los sentimientos, porque si no arriesgas en la vida no sabes qué puedes ganar qué puedes perder.
Como dice Risto Mejide en su libro, del que me he enamorado profundamente, y del cual pondré muchas citas a partir de ahora:
Paula. Era el único pensamiento que ya había empezado a inundar su voluntad y sus lagrimales. La había querido todo lo posible en este mundo, la había amado todo lo amable en esta vida, la había adorado todo lo que se puede adorar, y sin embargo, ahora todo eso quedaba en ninguna parte, para ningún a quien. Porque amar en silencio no es nada. Porque quien ama en secreto, muere en soledad. << Mal momento para aprender una gran lección >>, pensó. ¿Y cómo sabía que era una gran lección? Porque las grandes lecciones son las que llegan en los peores momentos
Besos
miércoles, 28 de diciembre de 2011
Perdiendo la paciencia en 3,2,1..
Hola,
Me acaban de pisar los pulmones. Sí, así. No literalmente, eso era lo único que faltaba. Pero sí, me los han pisado. No voy a decir ni cómo ni con qué, porque es más que probable que las personas implicadas lean esto y tampoco quiero darle armas a nadie para contraatacar. Pero digamos que este es mi blog, y que si a alguien le molesta lo que digo, puede coger e irse a tomar por culo. Tampoco voy a decir dónde exactamente aunque se me ocurren un par de sitios. Simple y llanamente.
No soy perfecta. Estoy muy lejos de serlo y tal vez he cometido más errores que la media de las personas a mi edad. Pero gilipollas no soy, y como no lo soy no voy a dejar que me tomen por tal.
El hecho de haber abierto mi alma, mi mente y mi corazón no le da derecho a nadie, y digo a nadie, a hacerme daño gratuitamente. Yo jamás he hecho daño a propósito. Es más, siempre que sabía que mis acciones harían daño, estaba más preocupada por la otra persona que por mí. Pero no voy a consentir esto, no puedo. Porque mi cuerpo no lo aguantará más tiempo.
¿Así que sabéis qué os digo? Que voy a aguantar el tirón. Exactamente diez días. No pienso llorar ni una sola vez hasta entonces, ni voy a amargarme ni un segundo. Después de estos diez días las cosas se van a aclarar. Vaya que si se van a aclarar. Para bien o para mal. Pero yo estoy hasta los cojones de este juego sin sentido, de ser una marioneta, de estar a expensas del vaivén de alguien que no creo que a estas alturas ni me merezca. Pues muy bien, si así lo quiere así será. Está en su mano. Aunque intuyo que me está perdiendo entre tanta duda y tal vez no me encuentre cuando quiera volver, que querrá. No tengo ninguna duda de que querrá.
A tomar por saco todo señores.
Un beso
Me acaban de pisar los pulmones. Sí, así. No literalmente, eso era lo único que faltaba. Pero sí, me los han pisado. No voy a decir ni cómo ni con qué, porque es más que probable que las personas implicadas lean esto y tampoco quiero darle armas a nadie para contraatacar. Pero digamos que este es mi blog, y que si a alguien le molesta lo que digo, puede coger e irse a tomar por culo. Tampoco voy a decir dónde exactamente aunque se me ocurren un par de sitios. Simple y llanamente.
No soy perfecta. Estoy muy lejos de serlo y tal vez he cometido más errores que la media de las personas a mi edad. Pero gilipollas no soy, y como no lo soy no voy a dejar que me tomen por tal.
El hecho de haber abierto mi alma, mi mente y mi corazón no le da derecho a nadie, y digo a nadie, a hacerme daño gratuitamente. Yo jamás he hecho daño a propósito. Es más, siempre que sabía que mis acciones harían daño, estaba más preocupada por la otra persona que por mí. Pero no voy a consentir esto, no puedo. Porque mi cuerpo no lo aguantará más tiempo.
¿Así que sabéis qué os digo? Que voy a aguantar el tirón. Exactamente diez días. No pienso llorar ni una sola vez hasta entonces, ni voy a amargarme ni un segundo. Después de estos diez días las cosas se van a aclarar. Vaya que si se van a aclarar. Para bien o para mal. Pero yo estoy hasta los cojones de este juego sin sentido, de ser una marioneta, de estar a expensas del vaivén de alguien que no creo que a estas alturas ni me merezca. Pues muy bien, si así lo quiere así será. Está en su mano. Aunque intuyo que me está perdiendo entre tanta duda y tal vez no me encuentre cuando quiera volver, que querrá. No tengo ninguna duda de que querrá.
A tomar por saco todo señores.
Un beso
martes, 27 de diciembre de 2011
Lo real
Hola,
Se está acabando el 2011. Es un hecho. Y como cada año diría que toca hacer balance de lo bueno y lo malo, a lo Ana Torroja. Pero en verdad no me apetece en absoluto. No voy a hablar de lo malo ni de lo bueno, voy a hablar de lo real.
Y lo real es que este año me ha cambiado a todos los niveles. Se termina el año y lejos de lo que imaginaba que sería, me siento entera y con ganas de mirar adelante. Me apetece afrontar los retos que se me plantean, y ver si soy capaz de cumplir las metas que me proponga.
Han pasado muchas cosas este año. Muchas decisiones acertadas y muchas desacertadas, pero creo que todas forman parte de ese guión cósmico que está escrito, y que nos lleva a uno de los millones de futuros posibles que existen en la linea espacio-temporal. Por eso no voy a arrepentirme de nada de lo que he hecho, si no que voy a coger cada experiencia, la voy a guardar en mis archivos mentales y voy a aprender de ellas, de las consecuencias y de los beneficios de cada una. Porque nada pasa por casualidad y estoy convencida de que todo lo que ha pasado tiene un fin, un por qué, una meta.
No voy a decir que todo está tal y como lo deseo. Porque no es así. En verdad cambiaría muchas cosas de mi estado actual, pero vuelvo a decir que lo que tenga que pasar pasará cuando tenga que pasar. Que apresurar las cosas solo da pie a errores y que creo que he madurado lo suficiente y he aprendido lo suficiente para saber que a veces esperar a que el universo conspire es la mejor de las opciones cuando ya no te quedan cartas que jugar.
Es la primera vez en mi vida en la que siento que la pelota no está en mi tejado. Que no es decisión ni responsabilidad mía el desarrollo de los acontecimientos. Soy una mera observadora de lo que ocurre a mi alrededor y aunque pueda parecer que es una situación frustrante - Juro que antes lo habría sido para mí - creo que es lo mejor que me podría haber pasado. Porque me he dado cuenta que estando expuesta y vulnerable me he convertido en una mejor persona, en alguien más consciente del valor de los sentimientos a todos los niveles y en alguien más capaz de querer de verdad, con todas sus consecuencias.
Ahora debería estar hecha un cuatro en la cama llorando, ¿pero sabéis qué? que no lo pienso hacer. Porque ya no quiero ser esa que se derrumba. Quiero ser esa persona de la que merezca la pena enamorarse, quiero ser esa persona que ella quiera tener a su lado cada día de su vida porque sabrá que no me rendiré, ni me vendré abajo. Que estaré siempre ahí, luchando por ella, por mí y por lo que venga. Porque es quien soy ahora. Es lo que este 2011 ha hecho de mi y es lo que voy a valorar. Porque es real. Es real que estoy preparada para vivir al límite, para hacer las cosas que nunca me he atrevido a hacer, para decir las cosas que nunca dije, para arriesgarme como siempre he querido y hacer todo eso por ella. Porque es ella la que le da sentido a mi vida aunque no sea recíproco. Porque ella vuelve a ser el motivo por el que quiero empezar un año.
Ojalá algún día ella lo vea como lo veo yo. Porque no estoy dispuesta a perderme nuestra vida. Ni a dejar que ella se la pierda.
Un beso
Se está acabando el 2011. Es un hecho. Y como cada año diría que toca hacer balance de lo bueno y lo malo, a lo Ana Torroja. Pero en verdad no me apetece en absoluto. No voy a hablar de lo malo ni de lo bueno, voy a hablar de lo real.
Y lo real es que este año me ha cambiado a todos los niveles. Se termina el año y lejos de lo que imaginaba que sería, me siento entera y con ganas de mirar adelante. Me apetece afrontar los retos que se me plantean, y ver si soy capaz de cumplir las metas que me proponga.
Han pasado muchas cosas este año. Muchas decisiones acertadas y muchas desacertadas, pero creo que todas forman parte de ese guión cósmico que está escrito, y que nos lleva a uno de los millones de futuros posibles que existen en la linea espacio-temporal. Por eso no voy a arrepentirme de nada de lo que he hecho, si no que voy a coger cada experiencia, la voy a guardar en mis archivos mentales y voy a aprender de ellas, de las consecuencias y de los beneficios de cada una. Porque nada pasa por casualidad y estoy convencida de que todo lo que ha pasado tiene un fin, un por qué, una meta.
No voy a decir que todo está tal y como lo deseo. Porque no es así. En verdad cambiaría muchas cosas de mi estado actual, pero vuelvo a decir que lo que tenga que pasar pasará cuando tenga que pasar. Que apresurar las cosas solo da pie a errores y que creo que he madurado lo suficiente y he aprendido lo suficiente para saber que a veces esperar a que el universo conspire es la mejor de las opciones cuando ya no te quedan cartas que jugar.
Es la primera vez en mi vida en la que siento que la pelota no está en mi tejado. Que no es decisión ni responsabilidad mía el desarrollo de los acontecimientos. Soy una mera observadora de lo que ocurre a mi alrededor y aunque pueda parecer que es una situación frustrante - Juro que antes lo habría sido para mí - creo que es lo mejor que me podría haber pasado. Porque me he dado cuenta que estando expuesta y vulnerable me he convertido en una mejor persona, en alguien más consciente del valor de los sentimientos a todos los niveles y en alguien más capaz de querer de verdad, con todas sus consecuencias.
Ahora debería estar hecha un cuatro en la cama llorando, ¿pero sabéis qué? que no lo pienso hacer. Porque ya no quiero ser esa que se derrumba. Quiero ser esa persona de la que merezca la pena enamorarse, quiero ser esa persona que ella quiera tener a su lado cada día de su vida porque sabrá que no me rendiré, ni me vendré abajo. Que estaré siempre ahí, luchando por ella, por mí y por lo que venga. Porque es quien soy ahora. Es lo que este 2011 ha hecho de mi y es lo que voy a valorar. Porque es real. Es real que estoy preparada para vivir al límite, para hacer las cosas que nunca me he atrevido a hacer, para decir las cosas que nunca dije, para arriesgarme como siempre he querido y hacer todo eso por ella. Porque es ella la que le da sentido a mi vida aunque no sea recíproco. Porque ella vuelve a ser el motivo por el que quiero empezar un año.
Ojalá algún día ella lo vea como lo veo yo. Porque no estoy dispuesta a perderme nuestra vida. Ni a dejar que ella se la pierda.
Un beso
sábado, 24 de diciembre de 2011
viernes, 16 de diciembre de 2011
Las cosas que se aprenden sin querer
Hola
Como ya dije en la última entrada, llevo mucho días intentando actualizar sin éxito. Cada vez que me siento delante de la pantalla de blogger y escribo cuatro o cinco líneas, de pronto me doy cuenta de lo vacío del contenido y de lo vacío de mi mente, que ya empieza a crear eco cuando pienso.
Pero como dicen, todo mejora con la práctica, y hasta que no me ponga a escribir no empezaré a llenar ese vacío que se ha instalado cómodamente en mi vida. Así que aquí estoy, obligándome a contar cosas que quiero contar y hace tiempo que no sé cómo.
Hay una frase de mi madre y que intuyo que de todas las madres, que dice algo así como "Cuando seas madre lo entenderás". Lo que viene diciendo que lo que piensas ahora, cuando lo veas dentro de unos años va a ser una estupidez. Voy a ser sincera: odio darle la razón a mi madre, pero a veces la tiene. E incluso cuando me decía esas cosas yo sabía que ella tenía razón, algo que todavía me cabreaba más. Pero bueno hoy no voy a hablar de mi madre, que ella se merece toda una entrada a parte.
Hoy voy a hablar de las cosas de las que no nos damos cuenta cuando nos tenemos que dar cuenta. Errores como ver la película de Matrix con doce años, por ejemplo. Yo soy un ser contradictorio, a pesar de esforzarme por vivir en la más absoluta coherencia, parezco sufrir algún mal de desdoblamiento de la personalidad, posesión demoníaca, o fallo neural, que me impide comportarme tal y como sé que debo hacerlo. Y eso provoca catástrofes de mayor o menor índole a mi alrededor. En este caso, las catástrofes están siendo algo más movidas y me han hecho darme cuenta de cosas de las que no había sido consciente hasta ahora.
Yo solía decir que quería tener dos vidas. Una en la que poder ser una persona "decente" con una novia seria, un comportamiento sano, e incluso haciendo deporte y todo, y otra para ser una persona menos decente, y liarme con la primera que pasara cada fin de semana, vivir al límite y no pensar en las consecuencias. Quería tener esas dos vidas sin que eso supusiera eliminar la otra de mi repertorio - todo muy poco patológico como podréis comprobar ¿verdad? menos mal que estudio psicología - ¿Que por qué? Porque no quería perderme nada. Tenía la sensación de estar "perdiéndome" algo mientras estaba anclada a una sola vida, y he de admitir que tengo cierta aprensión al paso del tiempo, a hacerme mayor y haber desperdiciado las oportunidades.
Pero entonces pasa algo en tu vida. Algo que te abre los ojos y descubres que todo es mucho más simple de lo que tu enrevesada mente planeaba con su división de los universos. Y ves claro qué quieres y cómo lo quieres y te preguntas ¿Pero en qué coño estaba yo pensando? pero claro, las cosas no son tan fáciles como decir: Oye, que he descubierto cual de esas dos personas paralelas soy, retomemos por donde lo dejamos. Y es ahí donde se complican las cosas.
Este último mes me ha dado para mucho. Noviembre va a ser a partir de ahora : El fatídico mes. Los primeros quince días los pasé metidos en la cama, sin apenas comer, sin apenas parpadear. Creo que alrededor del día 12 dejé de llorar, tal vez se me secaron los ojos, tal vez mi cuerpo ya se había rendido. Salí del armario en casa - historia que contaré detenidamente, no os alarméis- hice tal vez las dos cosas más románticas y más importantes de mi vida por ella, y tras quedarme vacía por dentro al hacerlas, y no poder llorar más, ni sufrir más, decidí levantarme. Y por muy extraño y paradójico que parezca, cuando ya no tienes nada más que tu cuerpo con cuatro kilos menos, es menos complicado salir del pozo, porque pesas menos. Y asumí, y me resigné, y sonreí. Y recuerdo ser feliz los últimos diez días de Noviembre y los primeros diez de Diciembre.
Pero claro, ser feliz implica volver a llenarte de vida, de ilusión, de esperanza. Siendo feliz corres el riesgo de volver a acostumbrarte a la serotonina en tu cerebro, y a querer. A quererla más. Porque sí, todo esto es por ella. Si sois lectores antiguos probablemente sepáis de quien hablo. Si no, bueno, os la presento: ella es el amor de mi vida. Y yo soy la gilipollas que la ha echado de su lado tantas veces que no se merece otra oportunidad. Pero como he dicho al principio de la entrada, hay algunas cosas de las que no nos damos cuenta cuando nos tenemos que dar cuenta, y aquí estoy, después de tanto camino recorrido, con los dos pies en el suelo diciéndole que lo único que me da miedo ahora del paso del tiempo, es pasarlo sin ella a mi lado.
Besos
Como ya dije en la última entrada, llevo mucho días intentando actualizar sin éxito. Cada vez que me siento delante de la pantalla de blogger y escribo cuatro o cinco líneas, de pronto me doy cuenta de lo vacío del contenido y de lo vacío de mi mente, que ya empieza a crear eco cuando pienso.
Pero como dicen, todo mejora con la práctica, y hasta que no me ponga a escribir no empezaré a llenar ese vacío que se ha instalado cómodamente en mi vida. Así que aquí estoy, obligándome a contar cosas que quiero contar y hace tiempo que no sé cómo.
Hay una frase de mi madre y que intuyo que de todas las madres, que dice algo así como "Cuando seas madre lo entenderás". Lo que viene diciendo que lo que piensas ahora, cuando lo veas dentro de unos años va a ser una estupidez. Voy a ser sincera: odio darle la razón a mi madre, pero a veces la tiene. E incluso cuando me decía esas cosas yo sabía que ella tenía razón, algo que todavía me cabreaba más. Pero bueno hoy no voy a hablar de mi madre, que ella se merece toda una entrada a parte.
Hoy voy a hablar de las cosas de las que no nos damos cuenta cuando nos tenemos que dar cuenta. Errores como ver la película de Matrix con doce años, por ejemplo. Yo soy un ser contradictorio, a pesar de esforzarme por vivir en la más absoluta coherencia, parezco sufrir algún mal de desdoblamiento de la personalidad, posesión demoníaca, o fallo neural, que me impide comportarme tal y como sé que debo hacerlo. Y eso provoca catástrofes de mayor o menor índole a mi alrededor. En este caso, las catástrofes están siendo algo más movidas y me han hecho darme cuenta de cosas de las que no había sido consciente hasta ahora.
Yo solía decir que quería tener dos vidas. Una en la que poder ser una persona "decente" con una novia seria, un comportamiento sano, e incluso haciendo deporte y todo, y otra para ser una persona menos decente, y liarme con la primera que pasara cada fin de semana, vivir al límite y no pensar en las consecuencias. Quería tener esas dos vidas sin que eso supusiera eliminar la otra de mi repertorio - todo muy poco patológico como podréis comprobar ¿verdad? menos mal que estudio psicología - ¿Que por qué? Porque no quería perderme nada. Tenía la sensación de estar "perdiéndome" algo mientras estaba anclada a una sola vida, y he de admitir que tengo cierta aprensión al paso del tiempo, a hacerme mayor y haber desperdiciado las oportunidades.
Pero entonces pasa algo en tu vida. Algo que te abre los ojos y descubres que todo es mucho más simple de lo que tu enrevesada mente planeaba con su división de los universos. Y ves claro qué quieres y cómo lo quieres y te preguntas ¿Pero en qué coño estaba yo pensando? pero claro, las cosas no son tan fáciles como decir: Oye, que he descubierto cual de esas dos personas paralelas soy, retomemos por donde lo dejamos. Y es ahí donde se complican las cosas.
Este último mes me ha dado para mucho. Noviembre va a ser a partir de ahora : El fatídico mes. Los primeros quince días los pasé metidos en la cama, sin apenas comer, sin apenas parpadear. Creo que alrededor del día 12 dejé de llorar, tal vez se me secaron los ojos, tal vez mi cuerpo ya se había rendido. Salí del armario en casa - historia que contaré detenidamente, no os alarméis- hice tal vez las dos cosas más románticas y más importantes de mi vida por ella, y tras quedarme vacía por dentro al hacerlas, y no poder llorar más, ni sufrir más, decidí levantarme. Y por muy extraño y paradójico que parezca, cuando ya no tienes nada más que tu cuerpo con cuatro kilos menos, es menos complicado salir del pozo, porque pesas menos. Y asumí, y me resigné, y sonreí. Y recuerdo ser feliz los últimos diez días de Noviembre y los primeros diez de Diciembre.
Pero claro, ser feliz implica volver a llenarte de vida, de ilusión, de esperanza. Siendo feliz corres el riesgo de volver a acostumbrarte a la serotonina en tu cerebro, y a querer. A quererla más. Porque sí, todo esto es por ella. Si sois lectores antiguos probablemente sepáis de quien hablo. Si no, bueno, os la presento: ella es el amor de mi vida. Y yo soy la gilipollas que la ha echado de su lado tantas veces que no se merece otra oportunidad. Pero como he dicho al principio de la entrada, hay algunas cosas de las que no nos damos cuenta cuando nos tenemos que dar cuenta, y aquí estoy, después de tanto camino recorrido, con los dos pies en el suelo diciéndole que lo único que me da miedo ahora del paso del tiempo, es pasarlo sin ella a mi lado.
Besos
martes, 13 de diciembre de 2011
Broke
Hola,
Llevo un tiempo siendo consciente de que apenas recuerdo mi vida. De que no me acuerdo cómo era, o cómo hablaba hace diez, ocho, o cinco años. No soy capaz de verme y me da la sensación de que no me conozco.
Juro que lo estoy intentando, pero no puedo actualizar.
Llevo un tiempo siendo consciente de que apenas recuerdo mi vida. De que no me acuerdo cómo era, o cómo hablaba hace diez, ocho, o cinco años. No soy capaz de verme y me da la sensación de que no me conozco.
Juro que lo estoy intentando, pero no puedo actualizar.
lunes, 12 de diciembre de 2011
Aún no tengo claro que lo vaya a dejar así...Pero creo que por hoy es suficiente.
No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.
Mario Benedetti
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