Plantarte delante de dos posibilidades tan bien diferenciadas que podrían pasar por líneas de metro, y preguntarte qué debes hacer. O más bien, qué quieres hacer.
Hay dos caminos y cada uno te llevará a un sitio diferente. Estás completamente segura de que el instante en el que tomes esa decisión será un punto de inflexión, de esos que recomponen el futuro como cuando alguien viaja al pasado y cambia un detalle a simple vista insignificante. Y casi eres capaz de ver cómo todo va modificándose en tu cabeza como si fueras un arquitecto de sueños.
No sabes por qué, pero hay algo dentro de ti que te empuja en una de las direcciones y sabes que es lo correcto. Que ir por el otro camino hará que te arrepientas durante mucho tiempo, que tal vez ese sea el tren que debas coger sin importarte dónde va a parar.
Entonces,
¿por qué estas paralizada?
Besos
No hay comentarios:
Publicar un comentario