Hoy no es domingo. No. Hoy no vengo a llorar, ni a hablar de lo triste que es el desamor, ni a ahogarme en un mar de lágrimas. No. Hoy no. Hoy vengo a decir que estoy muy cabreada y por muchos motivos. Estoy cabreada porque de buena soy gilipollas. Estoy cabreada porque me siento mal por cosas de las que no soy culpable. Estoy cabreada porque hay pequeños detalles fruto de la casualidad que no me merezco. Estoy cabreada porque siempre tengo que ir con una sonrisa a todas partes y si no es que la mala soy yo. Estoy cabreada porque estoy dominada por las hormonas. Estoy cabreada porque no paro de comer chocolate y mierdas variadas y así no hay manera de perder kilos por mucho gimnasio al que vayas. Pero lo más importante y a tener en cuenta es que estoy cabreada porque necesito que alguien me eche un polvo.
Y ya está. No hay más.
Mordiscos.
2 comentarios:
Cómo se nota que empieza a asomar la primavera y las hormonas se aceleran... ¡ánimo!
Cuando satisfagas tu necesidad, no habrá cabreo que se te resista. Siempre quedará el deporte, que revitaliza casi lo mismo ;). Mucho ánimo! Un beso.
Publicar un comentario