viernes, 31 de diciembre de 2010

Fin de año

Otro año que se acaba. En realidad hacer resúmenes del año me da pereza cada vez que llega este día. Más que nada porque la única idea que me asalta una y otra vez es: ¿Dónde está el 2010?. No me he dado cuenta de que se ha pasado el año. Ha sido como si durara un parpadeo, un flash, una movida de cola de oveja.

Sin embargo, tengo la sensación de que han pasado un millón de cosas, de que hace mucho tiempo desde que empezara Enero del 2010 y de que he cambiado, no se si para mejor o para peor (me inclino más para ésto último), pero he cambiado en definitiva.

La gente suele esperar el fin de año con ilusión, con emoción y con alegria, -esto ha quedado como una letra de villancico-. Pero yo soy de esa extraña raza de jóvenes que odian el fin de año. No me gusta absolutamente nada. Y lo peor es que cuando digo: No, yo esta noche no salgo, me miran como si se me hubieran aflojado las tuercas. ¿Tan raro es?. A mi, por norma general no me gusta salir de noche. No me gusta subirme a unos tacones a las doce de la noche, hacer botellón en un descampao' con más frío que escalando iglús, meterme en una discoteca abarrotada (donde habitualmente se te pega un tipo bastante pesado al que le da exactamente igual que le digas que eres lesbiana, hermafrodita, o que eres un hombre). Las copas a 6€ -Por Dios- y suerte si no te queman con un cigarro, pero ese es el menor de los males, porque el pestazo a tabaco que vas a echar toda la noche y al despertarte al día siguiente bien podría acabar con las aglomeraciones de un autobús.

Pues para mí el fin de año es eso, al cubo. Gente más borracha, más tacones, más frio, y más apelotonamiento. Eso sí, pagando una entrada de 50€ por garrafón, canapés fantasma -que nunca se vieron- y música repetitiva. Ojo, hablo desde mi experiencia - como podréis comprobar, nada satisfactoria- Supongo que habrá gente que se lo pasa teta en los cotillones, y yo lo respeto. Pero qué queréis que os diga, yo nunca me lo he pasado bien en un cotillón. Y lo peor es que miraba a mi alrededor y veía a la gente desfasada de la vida, cual Pocholo en Pachá y pensaba, joder, ¿será problema mío?

Así que para ahorrarme el mal rato, y el gasto innecesario de dinero, paso olímpicamente de las salidas nocturas de fin de año. ¿Sabéis cual sería mi plan perfecto?, una casa, con su chimenea. Un grupo de buenos amigos, buena música, vaqueros, cerveza, comida del mercadona, juegos de mesa y risas. Ese sería un buen fin de año para mí. Sí, lo sé. Soy una sosa y eso no lo va a cambiar ni siquiera el 2011. Nos vemos el año que viene.

Un beso

3 comentarios:

Lu_tres14 dijo...

Eso son ganas de fiesta y lo demás son tonterías! Lo confieso yo también soy una gran renegadora de fin de año, criticona y con una palabra malsonante para uno de los tópicos de esta noche, pero aun así salgo (lo hice hasta cuando no podía-debía, como para no hacerlo hoy), nada de cotillón eso si, a buscar bares en los que haya un hueco para respirar -aunque sea humo- y lo hago porque la programación me echa a patadas de casa, por felicitar el año como es debido, con un buen abrazo, y no via sms o facebook (que qué pasada está la gente en el caralibro).
Desde luego tu plan me gustaría bastante más peeeero es lo que hay...
Feliz Año Ro-bin!

A. dijo...

Odio el 31-D. Con todas mis fuerzas. Y me lo he pasado muy bien algunos años... Pero me molesta soberanamente tener que salir por obligacion. Y mas cuando, realmente, es una fiesta que no tiene sentido. Aunque bueno, me pasa lo mismo con San Valentin y tantos otros inventos para hacer caja...
Debo de ser muy asocial, como parece que me recuerden los ojos acusadores de los que me miran diciendo "no puede ser..."

Anónimo dijo...

es divertido ver como mas de una persona piensa lo mismo...
aunque seamos asociales(o eso se puede pensar)

feliz año :)