lunes, 21 de marzo de 2011

París capítulo I

Hola

Ya se que llego con una semana de retraso, ¡me declaro culpable!. Pero es que tampoco he tenido demasiado tiempo. Y el tiempo que he tenido me lo he pasado mirando al vacío, literalmente.
Así que aquí estoy, dispuesta a relatar mi aventura Parisina. Todo comenzó un lluvioso día...Bueno vale no me voy a poner tan teatral. Nuestro avión a París salía el día 7 a las ¿7:50?, dios, he tardado demasiado en actualizar y ya no me acuerdo. Bueno, la hora que fuera. Era temprano de cojones. Y claro, como teníamos que ir hasta Madrid desde mis tierras, pues cogimos un autobús a las 17.35 del día 6. Sí, no dormimos absolutamente nada en toda la noche.
A las 22.00 ya estabamos felizmente instaladas en un par de bancos de la T2 del aeropuerto de Barajas, sopesando las posibilidades que teníamos de cruzarnos con los jugadores del Real Madrid si volvían de Santander -¿Era contra el Racing contra quien estaban jugando esa noche? Lo que yo os diga, lagunas mentales-. Como os podéis imaginar, aquello fue un plan frustrado e inexistente. Aunque yo tampoco me moría por ver al madrid, en cualquier caso a Casillas y a Xabi Alonso. Por mi afición a la roja y nada más. Aunque tampoco habría estado mal ver a Álvaro Arbeloa y decirle que me acuerdo de su madre y del dia de su bautizo cada vez que veo un partido del Madrid y me paso los 90 minutos intentando decir su nombre a distintas velocidades sin trabarme.

Estar tirada en el suelo del aeropuerto: Descripción gráfica



Bueno que me despisto. Estuvimos despiertas en el airport toda la noche. Leyendo guías de viaje, jugando con pelotitas de papel albal, viendo pasar a un hombre en chanclas unas tropecientas veces, discman en mano. Yo voto porque iba escuchando el corán, o algo así. Maldita megafonía de barajas cada 15 min exáctos. Así que a las cuatro y poco de la madrugada, nos fuimos a tomarnos un café a la cafetería y sacamos destrangis nuestras galletas de canela -babas- para hacer tiempo. Por fin facturamos y pasamos el control de seguridad - ¿hola? que no llevo una metralleta en mis botas, que no soy Vin Diesel-

Total que por fin embarcamos, nos sentamos -oh, que sorpresa, no me tocaba ventanilla- Y de pronto llaman por megafonía a dos de mis amigas. "Las pasajeras XXX-XX y XXX-XX por favor, pónganse en conctacto con algún miembro de la tripulación". Las cinco nos miramos en plan: ¿Qué hemos liado?. Pero nada, solo les hicieron un tacto rect...que no que no. Que no era nada.

Llegamos a tierras francesas a las...bien,creo que no voy a ser capaz de acordarme de ninguna hora exácta. Pero vamos que me lo perdonáis ¿no?. Llegamos, cogimos nuestras maletas y llegamos hasta el punto en el que nos debía recoger la empresa que nos iba a llevar al hotel. Sorpresa cuando N. dice de echar mano al móvil y no está. ¡Viva! Primer objeto perdido.

Con todo el follón del móvil nos montamos en el autobús. Seguro que vosotros, ojos lectores, habéis estado en un atasco alguna vez. Bien, pues seguro que nada comparado con el atasco que había para entrar a París. Pudimos estar como tres horas en el autobús hasta que conseguimos entrar y un rato más para llegar a nuestro hotel. No puedo olvidarme de mencionar al chico que llevaba lo del transporte. Cristian se llamaba. Pero nosotras, obviamente no lo llamábamos Cristian. ¿Por qué? Porque nos estuvo explicando a todos los que íbamos en el autobús, que nos iba a dar un "foetillo" para que pudiesemos elegir las "visiticas" que quisieramos. Así que se quedo con el Foetillo, para siempre.



Esta es la fachada. La verdad es que ya habíamos fichado el hotel por internet, pero oye, el barrio resulto ser de lo más bonito y tranquilo. Tenía un montón de panaderias - qué sorpresa- y de floristerías. Y un montón de posters de Natalie Portman en las paradas de autobús - de eso hablaré luego-

Llegamos y hablamos con la señorita recepcionista, que hablaba español ¡bien! -Más tarde descubrimos que se había medio criado en un pueblo de aquí de Jaén. El mundo es un pañuelo- Nos dio nuestras respectivas llaves (104,107 y 504) y nos dispusimos a subir a dejar las maletas. Momentazo al salir de ascensor en el primer piso y encontrarnos con el carrito de la limpieza justo delante, que no podíamos casi salir y un montón de toallas tiradas por el suelo.¿Conocéis el videojuego Hotel Dusk? Pues algo muy parecido. Fue una escena bastante tétrica, y encima creo que el cansancio hizo más en contra del hotel que otra cosa -Más que nada porque una vez descansadas, el hotel estaba muy bien- Así que nos metimos en una habitación a dejar las maletas, hacer el sorteo de parejas y a comernos un bocadillo. Cuando de pronto, un objeto cae de la nada sobre la cama y alguien pregunta: ¿Y este móvil de quien es?...y alguien contesta: De N. ¡Bien!¡Primer objeto perdido/encontrado!. Había viajado todo el camino desde el avión al hotel en el gorro del abrigo de la susodicha. Sí, Iker Jiménez está llamándonos para ver que chicha saca para un programa de dicho suceso.



Así eran nuestras habitaciones. Y no, no me molaba nada que tuvieran moqueta en el suelo, y que no hubiera persianas. Pero oye, que las cortinas esas eran la leche. No entraba ni una pizca de luz. Me daba la sensación como de estar en La Cenicienta al principio, cuando va a despertar a la madrastra.- Sí, yo y mis películas mentales- Pero la moqueta no me convenció en todo el viaje. Eso sí, al final le cogi cariño. Como a todo.

Una vez comidas, nos dispusimos a investigar el camino que debíamos coger para ir a recoger a nuestra amiga A. que venía desde Polonia -Ya veis, que grupo tan internacional ¿eh?- El autobús que la traía del airport la dejaba en el Palacio de Congresos. Así que aquí empezó mi primera toma de contacto con las lineas de metro. De las que caería profundamente enamorada a lo largo del viaje. Porque señoras y señores, yo creía que no me sabía orientar hasta que he ido a caer en París. ¡Se leer mapas! ¡Aleluya!

La recogimos con éxito, y con un día que hacía que daba gusto. Con las mismas volvimos al hotel a que dejara su maleta y decidimos que para no tener que volver a coger el metro iriamos a ver el Sacre Coeur, que nos pillaba "relativamente" cerca. Y ya a partir de aquí sí son fotos echas con nuestras cámaras. No tengo ninguna foto solica en el Sacre Coeur asi que os pongo la foto paisaje.



Qué bonita, en serio. Entramos. Morí de calor -porque me compré un gorro molón que me veréis en el resto de las fotos que suba- y monjas cantando. Yo como ya se que voy a ir al infierno, me salí en medio segundo antes de caer desmayada debido a las altas temperaturas.

Bajamos por las enternas escaleras y fuimos abordadas por un grupo de hombres de color que querían hacernos una pulsera. ¡Arg!¡Miedo! Pero conseguimos salir de allí rápidamente. Estuvimos buscando el Moulin Rouge sin éxito, creo que estábamos tan cansadas que ya ni nos orientábamos. Así que nos volvimos a nuestro querido hotel. Creo que estábamos demasiado muertas como para dar el habla así que nos juntamos en la habitación 104 a cenar - Porque claro, la habitación 104, la de N. y S. era para comer. La mía y de L. era para lo que viene siendo hacer de vientre. Sí, una escatológica historia que nos acompañaría todo el viaje.- La de A. y Al. era un zulo porque su ventana daba a un patio interior, y con esa habitación no queríamos cuentas nada más que para arreglarnos el pelo, porque era la única que tenía el enchufe medianamente cerca del cuarto de baño - Estos franceses y su manera de colocar los enchufes, inexplicable -

A la mañana siguiente, nos levantamos y bajamos a desayunar al hotel. Sin duda y a partir de aquel día, uno de los mejores momentos diarios del viaje. Todavía una semana después sigo soñando con levantarme y bajar al desayuno del hotel. ¿La ruta de aquella mañana? Primera parada Torre Eiffel.



Estuvimos dos horas en la cola, y sí, subimos hasta arriba del todo. Otra vez nos hizo un día espectacular. Después fuimos al Arco del Triunfo y a comer al McDonals de la avenida de los Campos Elíseos. Comimos a las cinco de la tarde. Muy guiris nosotras, sí. Empiezo a tener lagunas mentales. Creo que después de eso hicimos algo que no recuerdo, entre las que estaba echarme esta foto.



Después fuimos al puente de Alejandro III. Y ahí nos pasamos tanto tiempo echando fotos que no nos dio tiempo a ver nada más.



Así que después de mucho rato haciendo el canelo en ese puente - con video bailando incluído- Decidimos buscar una boca de metro que nos devolviera a nuestro humilde hogar. Así que de paso vimos la Plaza de la Concordia, y allí cogimos nuestra querida linea 12 y volvimos al hotel.

Ya está por hoy ¿no? Que me estoy poniendo pesada. Muy pronto el capítulo 2. Como diría Antena 3, volvemos en 6 minutos.


Un beso

7 comentarios:

Anónimo dijo...

He decir, para empezar, que me reído bastante con tu narración de tus aventuras parisinas. Y que espero que hayas disfrutado del viaje y tal, pero lo importante: MADRE MIA dónde están esos carteles de Natalie Portman en España!???? yo quiero uno por dios...

Ya nos seguirás contando qué tal por París.

Saludos!

Li dijo...

Ainss nuestro queridísimo viajeee!
Qué bonito!!

Lo repetiría una y mil veces más!

=)

París, mon amour...

Anónimo dijo...

"Estar tirada en el suelo del aeropuerto: Descripción gráfica"

Jajaja que daño ha hecho cuanta razón eh!

Anónimo dijo...

que estilazo tienes haciendote fotos :)
vuelve pronto!!!

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

¿Pa' cuándo el capítulo 2? ;)

Anónimo dijo...

capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2 capitulo2