Hola,
Me está pasando algo curioso. Estoy escuchando canciones y leyendo cosas, y ya no tengo claro si hablan de ti o de mí. Podríamos ser cualquiera de las dos, ya sabes, cada una a un lado de la puerta que separa nuestros universos. Puede que seamos tú allí y yo aquí, y viceversa. Puede que nuestras vidas no sean paralelas, si no la misma vida separada en dos.
No lo sé.
Ya no lo sé.
Lo que sé es que te echo de menos. Llevo demasiados días demasiado callada, demasiados días sin reírme tanto, demasiados días llorando de más; echo de menos cerrar los ojos y alargar mi brazo para tocarte mientras respiras en mi oído, la forma tonta que teníamos de rellenar los silencios, el dolor en las mejillas de tanto sonreír. Echo de menos sorprendernos mil veces por decir lo mismo a la vez, pensar lo mismo a la vez y sentir lo mismo a la vez; tus buenos días y tus buenas noches, la forma que tenías de meterte conmigo y de dejarme claro que solo podías hacerlo tú. Tus pseudo-celos inocentes, hacerte reír después de haberme comido un plátano y haber ido a entrenar, y contarte historias sobre mí vida escondida bajo el nórdico. Echo de menos que me preguntes qué tal me ha ido el día, desearte suerte en tus exámenes, y poner el despertador dos horas antes para decirte que te quiero antes de que abras los ojos.
No sé.
Echo de menos esa química inexplicable que tenemos - me niego a usar el pasado -. Esos saltos en el estómago, esos nervios al hacer planes. Echo de menos mirar el calendario deseando que vuelen los días, las ganas de coger un avión todas las noches, y echo de menos tu voz cuando por cualquier idiotez decías mi nombre.
Te echo de menos a ti. A todo lo que eres. A todo lo que implicas.
Me echo de menos a mí. A todo lo que soy contigo. A todo lo que me empujas.
Nos echo de menos a nosotras. A todo lo que somos. A todo lo que nos hemos quedado por ser.
No echo de menos quererte, porque no he dejado de hacerlo ni un segundo.
Echo de menos quererte y que no me duela.
Besos