sábado, 11 de enero de 2014

De miedos y otras cosas

Hola,


La navidad se ha acabado. Eso es un hecho. He vuelto a Irlanda y ya no hay adornos navideños, ya no se respira navidad en las calles. Es raro. Es medio triste. Al menos el sol se ha apiadado de mí y me ha recibido con los brazos abiertos. Como si supiera que necesito un abrazo urgente.

He pasado dieciséis días en España. Dieciséis, y si echo la vista atrás parece que han sido dos meses. Y ahora he vuelto y todo sigue igual. Es como si no me hubiera ido pero aún mejor. He vuelto con más confianza, con más tranquilidad, con las pilas cargadas de paciencia y con el corazón tan lleno, que dudé que me dejaran subirlo al avión. Pero también me he traído algo de España que no esperaba que se fuera a colar en mi maleta: el miedo.

Hace un tiempo que escribí que ya no tenía miedo -y hasta lo canté-. Que esa época de mi vida en la que lo tenía se había acabado, y que ahora me veía capaz de afrontarlo todo, de arriesgarme por todo, de asumir todas las consecuencias posibles. Y era totalmente cierto. Durante X tiempo no tuve miedo; era yo contra el mundo y me sentía totalmente capaz de ganar todas las guerras. Y fui extrañamente feliz en esa situación.

Ahora entiendo que si no tenía miedo era porque no tenía nada que perder. Y ahora...ahora es diferente.

Ahora siento cómo esa etapa se está cerrando despacio, como se cierran las heridas profundas. Siento como si lo cíclico de las cosas me estuviera devolviendo al punto de partida, preparándome para lo inminente, advirtiéndome con carteles luminosos sobre el peligro que corro. Y ahora, por primera vez en un año, tengo pánico absoluto ante la posibilidad de perder(nos).

Es curioso, porque nunca había tenido este miedo antes. Supongo que jamás fui tan vulnerable. Jamás me dejé llevar de esta manera. Supongo que es a lo que te arriesgas cuando sueltas las riendas; a que alguien tome el control y tenga la capacidad de destruirte.

Y joder, volvería a hacerlo mil veces.


Volvería a soltar las riendas para poner mis manos alrededor de su cintura.






Besos.







2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace tiempo escuché esto: el miedo siempre está presente, pero aceptarlo te hace más fuerte.
Además, si no tuviéramos miedo, nunca tendríamos la oportunidad de ser valientes.

¡Suerte con tu vuelta a Irlanda!

Saludos.

L.

candela dijo...

Sencillamente precioso, dejarte llevar es lo más maravilloso que se puede hacer.

Saludos