Hola,
Quedan seis. Solo seis semanas para volver a casa. Quien dice seis dice cuatro, porque dos de esas las pasaré 'de vacaciones'. No queda nada. Qué miedo. Qué vértigo. Qué sensación en el estómago. Y es que ahora paso por todas partes y pienso en ese día que lo haga por última vez. La última vez que vaya a PF's, el último tikka masala, la última media pinta, la última puesta de sol en las estatuas, el último 'Morning' entrando tarde en la cocina, el último 'nite-nite' antes de irnos a dormir, el último abrazo de Pauline. Eso. El último abrazo de Pauline.
Anoche estaba sentada en mi cama, justo antes de que se fueran a dormir, cuando escuché a Ali decirle a su madre: ¿puedo ir a darle un beso y un abrazo a Rocío?, a lo que Pauline contestó que claro, que sí que podía. Acto seguido Alison le pregunto: ¿por qué no le das tú un beso y un abrazo? y escuché cómo Pauline se reía con cariño sin contestarle. Yo también me reí así, y no sé por qué me puso un poco triste pensar en nuestra despedida.
Siempre he hablado de los niños, pero nunca he hablado de ella. De mi 'madre'. Cuando eres aupair en realidad el 90% de tu relación profesional es con la madre de los susodichos, y yo he pasado mucho tiempo con Pauline. Me cae bien, y yo le caigo bien. Esa es una buena base para toda convivencia, sobre todo cuando no os conocéis de nada y tiene que dejarte a sus hijos. Recuerdo el primer día que la vi nada más aterrizar en Irlanda, con sus vaqueros y sus converse, dando saltitos en el aeropuerto con un cartel que llevaba mi nombre. Recuerdo lo bien que olía cuando me dio el abrazo de bienvenida, y cómo ese olor me acompañó prácticamente todo el primer mes - hasta que me acostumbré a su presencia y ya no lo percibía - .
Ella dice de mí que le doy paz. Que el resto de las aupairs la estresaban de alguna forma, y que conmigo todo es fácil y sencillo. Me ha abrazado al decirme adiós cada vez que me he ido, y siempre me ha pedido que vuelva. Me ha deseado suerte en todos los partidos que he jugado, y me ha preguntado qué tal me ha ido en cada cosa que he hecho. Me ha obligado a salir de fiesta, y se ha preocupado al verme llorar. Me ha llevado al médico, traído el desayuno a mi cuarto y cambiado las sábanas de mi cama cuando he estado mala, y me ha abierto una cerveza para decirme que no pasa nada por haber roto el faro trasero de su coche, mientras me contaba que su primer coche había sobrevivido a una inundación para hacerme sentir mejor. La he recogido de borrachera después de esperarla media hora en la puerta del bar. Le he hecho un regalo para el día de la madre y ella me lo ha hecho a mí, y hemos sufrido ataques serios de risa montadas en el coche al casi atropellar algún que otro animal salvaje - y bueno, podría seguir así un buen rato -
Si a alguien le tengo que dar las gracias por haber sobrevivido a esta experiencia, y además haberlo hecho siendo feliz, es a ella. Y cuando llegue el momento se lo diré, aunque me ponga a llorar en mitad del discurso. Y de verdad, si alguna vez sois aupairs, ojalá y os toque una familia como la que he tenido la suerte de tener yo. De verdad.
Un beso.
1 comentario:
Lo mejor de irse como aupair es la relación con la madre, también he tenido esa gran suerte como tú. No tuve la valentía de decirle lo que sentía a la cara, pero les dejé una carta a todos antes de irme, porque sabía que rompería a llorar con tan solo abrir el papel...también hice un blog de mi experiencia como aupair, escribiendo mis dias diariamente, otra forma de recordar una de las mejores experiencias!! :)
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