sábado, 5 de febrero de 2011

Ser o no ser

Mis tan prolongadas ausencias empiezan a preocuparme. Yo quería actualizar cada día, y juro que era un propósito que iba a cumplir. Y aún así en cierta manera no lo estoy incumpliendo, porque cada dia me pongo delante del blog y pienso: venga, escribe algo ocurrente, interesante y divertido. Pero llevo unos días que de ocurrente, interesante y divertida tengo más bien poco.
Así que voy a ponerme profunda, que también hace mucho tiempo que no hago una reflexión como Dios manda.

Estoy en un punto de mi vida que se basa en tomar decisiones. Decisiones que muy probablemente vayan a cambiar todo lo que conozco hasta ahora. Mi forma de ver las cosas, de sentir, e incluso de vivir. Cosas como la erasmus, que llevo pensando desde este verano, y ya en mi mente tenía perfectamente estructurado el año, con las cosas que debía aprobar, cuando y cómo, para que mis planes salieran bien. Y estoy a nueve días del examen que puede cambiarlo todo. O al menos puede provocar que las cosas tal y como estaban planeadas se queden en eso, en planes.

Y como esa otras tantas decisiones de mi vida. Y cosas que yo no decido, que simplemente pasan y que como tal, tenemos que aprender a aceptarlas, a vivir con ellas y a tratar de aprender a que duela un poco menos cada día. Intentar que esa sensación de vacío en el estómago cada día sea un poco menos intensa, y termine por pasarse. Y volver a ser quien era.

Siento que me encuentro en ese punto de inflexión, de cambio. En el punto más alto de una montaña rusa cuando se detiene unos segundos hasta comenzar el descenso. Y sientes como todo tu cuerpo se prepara para la caída al vacío, y como la adrenalina empieza a recorrerte el torrente sanguíneo a miles de kilómetros por hora.

¿No os ha pasado alguna vez, salir de tiendas buscando algo muy concreto, pongamos, unos zapatos rojos, y no encontrarlos por ninguna parte? Pues eso creo que es lo que me pasa a mí. Tengo tan bien medido y pensado cómo quiero ser, y la vida que quiero llevar, y cómo quiero vivirla, que cada vez está más escondida entre los miles de estantes de zapatos. Puede que sea porque no ha llegado el momento, porque todavía no estoy preparada. Puede que sea porque la idea que tengo en mi cabeza es simplemente eso, una fantasía sin más.

Se que es momento de tomar decisiones. Desde la más básica a la más importante. Es el momento de comprometerme más allá de los miedos, de plantarle cara a los desafíos y no dejar que el pánico de por ejemplo, irme a Polonia, gane la batalla. Los seres humanos buscan constantemente la felicidad, y aunque yo no sepa dónde me lleva mi búsqueda, creo que merecerá la pena intentarlo, ¿No?


Besos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

no tienes que ver la felicidad como meta o final, tienes que verla como camino.

suerte con tus decisiones.

Noúmena dijo...

La angustia, o el vértigo, no es el miedo a caer; es el miedo a lanzarse. La caída libre es la felicidad. Haz lo que tengas que hacer sin asomarte y, cuando llegue el momento, dejarás de sentir el vértigo que te paraliza en ocasiones.

Me ha gustado tu entrada, mucho.

A. dijo...

Se que estas hablando de algo mucho mas trascendental y profundo pero... Vete. Mis amigos estan en Polonia, la vida es barata y siempre puedes star solo 6meses. Yo me arrepiento mucho de no haberme ido. A veces siento que, en parte, estoy viviendo una vida que no es la mia. Y es por lo mismo que tu: miedo, vertigo, inseguridad...
Creo que tomar distancia y tener tiempo para pensar y saber que quieres verdaderamente es necesario. Pero yo tampoco me atrevo a saltar.