lunes, 31 de diciembre de 2012

365

Hola,

Como viene siendo tradición en mi blog, el día 31 me siento a intentar hacer balance del año, sin éxito - la mayor parte de las veces -. Es algo mecánico; llego, abro el archivo y leo la entrada del 31 de Diciembre del año anterior. Es bastante curioso ver cómo puede cambiarte la vida en un año, y este año es uno de esos especiales en los que más que 365 días, han sido 365 nuevas oportunidades de empezar a vivir.

La entrada del año pasado no fue un balance, ni una reflexión. Más bien fue un "vengo a decir que estoy relativamente viva mientras lloro". Porque sí, las navidades del año pasado fueron las peores de toda mi vida, y en la entrada me limité a decir que no sabía qué más implorar para el 2012. 2011 había acabado de una forma horrorosa, y pensaba que el 2012 me traería mucho más de ese sufrimiento que llevaba arrastrando durante algunos meses, y no me equivocaba.

Sin embargo, a día de hoy, cuando miro atrás y pienso en el 2012, no puedo hacer otra cosa que quedarme con las cosas buenas. A fin de cuentas este año ha sido el más importante de mi vida a todos los niveles. Empecé con el corazón hecho pedazos, sin apenas comer, sin apenas reír, sin querer siquiera despertarme por las mañanas para no seguir sufriendo. Mis deseos para año nuevo eran todos el mismo: que ella regresara. No quería nada para Reyes, porque nadie podría comprarla a ella. Lo habría dejado todo, la carrera, y todo lo que me importaba si ella me lo hubiera puesto como condición para volver conmigo. Hace 365 días me acosté llorando, como todas las noches desde primeros de Noviembre. No hubo una sola noche que no llorara, y así empecé el 2012, llorando en mi cama pensando en que ella estaría en la suya con otra.

Juro que hubo un momento en el que pensé que me moriría de dolor. Cuando un día llegué a casa, me senté en el suelo de mi habitación y vi los regalos que ella me había hecho durante esos años en las estanterías. Me dolía el pecho, tanto que pensaba que se me iba a romper en pedazos cada vez que cogía aire para llorar. Y sin embargo no respiraba, y mi cabeza no era capaz de pensar. Sólo sé que me ahogaba y que me dolía cada centímetro de la piel. Fue entonces cuando por primera vez en mi vida necesité que alguien me abrazara mientras lloraba, y me metí en la cama de mi hermana sin mediar palabra a esperar que pasara la tormenta. Y los reyes vinieron, y no me la trajeron de vuelta.

Que cómo conseguí levantarme después de eso, todavía no lo sé. Pero recuerdo que empecé a andar como Bambi cuando nació, para que os hagáis una idea. Recuerdo cómo iba dando pasos y sentía cómo mis piernas estaban a punto de romperse hasta que se acostumbraron a mi peso. Hasta que todo empezó a ser un poco más fácil. No sé qué cantidad en litros pude llorar desde Noviembre hasta Febrero, pero sé que lloré más de lo que he llorado en el resto de mi vida.

Sé que había dicho que iba a acordarme de los momentos buenos, y aunque parezca que no lo estoy haciendo, tenía que contar eso para hablar de las cosas increíbles que me han pasado este año. He conocido a gente increíble, he ido a sitios maravillosos, he salido de fiesta sin pensar en nada más, me he bebido mi peso en cerveza y he terminado la carrera - entre otras cosas -

Tengo que darle las gracias a ella, porque destrozarme ha sacado lo mejor de mí; y no sólo hablo de las canciones, que son algo muy importante en mi vida. Hablo de mi forma de ver la vida, y de afrontar los sentimientos. Hablo de que haberme roto de esa forma me hizo darme cuenta de lo enamorada que estuve de ella, de lo muchísimo que la quise, y de que no sé si seré capaz alguna vez de volver a amar así. Y aunque eso también suene mal creedme, para mí, que no soy capaz de sentir nada, es muy importante.

Este año he descubierto que sola no podría haber conseguido nada. Y es por eso que quiero darle las gracias a todas esas personas que me han secado las lágrimas en directo, y no tan en directo.

A Alejandra, por sostenerme siempre, aún cuando no era capaz de levantarme. Por haberme rescatado y haberme llevado al lugar más seguro del mundo, y por ser el corazón en el que me he quedado a dormir siempre que lo he necesitado.

A Davia, por ser el puente que siempre me une a la realidad. Por quererme de esa manera que solo ella tiene de querer, y por enfadarse conmigo de esa manera que solo ella sabe enfadarse.

A Elvira, por ser esa luz en mitad de la oscuridad.

A Lidia, por haberme acompañado en uno de los años más complicados de nuestras vidas. Somos unas supervivientes flor de la canela.

A Ana, por hacerme sentir que nunca dejaría que me pasara nada. Por ser mi escudo contra el mundo y sentirme segura solo con que ella me sonriera.

A Sonia, por hacerme ver que siempre hay una cara B de las cosas.

A Ethel y a Rocío, porque son las compañeras de los momentos más especiales, y ellas lo saben.

A Irene, mi hermana sin compartir sangre, mi amiga sin compartir espacio, y sin embargo la persona que mataría monstruos por mí.

A mi hermana, porque es la persona que más quiero en este mundo y con la que más discuto del universo, y jamás podré agradecerle lo suficiente todo lo que hace por mí.

A Laura, por quedarse.

A Miriam, por salvarme la vida.

A Esther, por intentar revivirme.

A Eva, por intentar encontrarme.


Y a ti, por haberme querido como lo hiciste, por haberme enseñado tanto sin haberlo sabido, por haberme roto el corazón y haber hecho que hoy sea la persona que soy. Por haber formado parte de mi vida, por haberla cambiado y haberle dado sentido a muchas cosas. Siempre te echaré de menos aunque te eche de más.

GRACIAS


Hace 365 días no me habría importado desaparecer. Hoy sin embargo puedo respirar tranquila y decir que he sobrevivido al fin del mundo. Y no me refiero a la predicción de los Mayas.

Sed felices, merece la pena.


Besos

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Pero esto qué es, una carta astral?

Gracias a ti, Rocío, porque por mucho que intentes desaparecer, sé que siempre estás aquí, conmigo. Un abrazo apretao.

Soraya Bruxa Moura dijo...

2013?¿?¿

Estela Rengel dijo...

Nunca pensé que diría esto, pero gracias a tu blog por hacerme llorar.

Utopia dijo...

Bonita entrada. Es reconfortante leer que siempre podemos sacar algo bueno de lo malo.