Cambios de tiempo, de cara, de estado de ánimo.

Si por algo me he caracterizado siempre, es por ser un poco masoquista. Sí, si algo me duele o me hace daño, tiendo a buscarlo sutilmente, para notar como pincha y como aprieta en mis sentimientos el material que manejo hasta que termino por llorar, sentirme como una mierda o caer el pozo a reunirme un rato con mi gran amiga Samara.



Mi estado de ánimo parece estar tan inestable como el tiempo. De pronto amanece soleado y caluroso, como sin venir a cuento el cielo se cubre de nubes y empieza a llover. Me siento triste, apagada aunque tengo momentos de motivación y me parece que hasta incluso estoy feliz.
Me siento levemente frustrada la verdad. Necesitaría decir mil cosas, y no puedo escribir ninguna y cada vez siento como me voy perdiendo un poco más y más. Y se que llegara un punto en el que me vuelva a convertir en la chica que un día abrió este blog. Y volveré a tener los mismos miedos, las mismas inseguridades, y las mismas tonterias en la cabeza. Castillos en el aire. No querer complicarme la vida y por eso tomar decisiones equivocadas, cómodas, simples.

A veces tengo la sensación de que soy tan complicada que ni yo misma termino de entenderme.