Planes descabellados

Bien, si eres un lector/a de este blog, desde los anales del tiempo - ¿esto por qué me ha sonado siempre tan mal?- tal vez habéis llegado a la conclusión de que soy una persona más bien paradita, por no decir cobarde - ejem -. Nunca me aventuro a planes que no controlo y que no conozco hasta el detalle, porque si hay algo que no me convence, con lo que directamente descarto el plan.
Sin embargo, hace una semana me propusieron algo: ir a un cumpleaños. No sería nada extaño de no ser porque el chico que me ha invitado - el homenajeado en cuestión - es un chico que conocí por internet hace como mil años, en relación con la música, y al cual he visto en persona una sola vez en mi vida. La verdad es que nos llevamos muy bien, tenemos proyectos musicales y es buena gente.
Hace años habría rechazado la invitación - ¿Yo?¿A una fiesta sola?¿Sin conocer a nadie y casi no conocer al cumpleañero? ¿Encima me van a hacer cantar? never -. Pero entonces me he visto a mí misma aceptando y no solo eso. No estoy tan nerviosa, ni tan asustada, ni me siento tan insegura como pensé que me sentiría - ¿estaré madurando? -. Así que aquí estoy, arreglada, con la guitarra preparada esperando que venga a recogerme, pensando que tal vez no ha sido una buena idea, o que tal vez sí y me lo pase hasta bien. También he pensado que el chico puede ser un psicópata y yo acabe por alguna cuneta pero intento no pensar demasiado en esa posibilidad. De todas formas, queda constancia aquí de dónde voy - por si no vuelvo -. Y si la guardia civil llega a este blog que busquen a Laura la de Finlandia, que ella lo sabe todo xD.

¿Qué me deparara la noche? Lo sabréis en el próximo capítulo.