domingo, 24 de octubre de 2010

Voces

Hacía muchos años que no sentía lo que he sentido hoy. Tal vez porque hacía muchos años que no ocurria lo que desencadena este sentimiento.
De pronto me he vuelto a ver a mi misma, sentada en el suelo con la espalda apoyada en el trozo de pared que hay al lado de mi puerta, poniendo mi oreja en la rendija que dejo abierta sutilmente. Lo justo para escuchar y no ser vista. Me he visto a mi misma, pequeña, como hace años. Asustada, como hace años. Triste, como hace años. Me he visto otra vez aguantando la respiración para no perder detalle de cada palabra, de cada cambio de volumen en las voces.
Y las horas pasan. Y el círculo de argumentos se vuelve a recorrer como un circuito sin fin, una espiral que no tiene un tope. Mismas palabras, mismos reproches, mismas acusaciones. Lágrimas. Pasos apresurados por el pasillo. El tintineo de unas llaves. El sonido de la puerta. Y el silencio. O tal vez solo la ausencia de sonido.


Besos

martes, 19 de octubre de 2010

La vida en la venas

¿Alguna vez habéis escuchado una canción que os ha provocado una sensación indescriptible?. Hoy me ha pasado a mi. Y me he puesto a escribir con la música de fondo y cuando he querido darme cuenta había rellenado muchas más líneas de las que esperaba. Voy a dejar la música. Si queréis ponerla de fondo mientras leeis la entrada tal vez podais sentir lo que yo he sentido. Tal vez...
Por cierto, el video lo he buscado después de escribirlo todo. Por un momento prometo que me he quedado helada al ver el principio del video...si leeis y lo veis tal vez entedais el por qué.

Rob Costlow LA /Passing By

La vida no era fácil. Y ella se limitaba a sentarse en el alféizar de su ventana mientras la gente, apresurada, abarrotaba las calles. Tan gélidas, tan llenas y tan vacías de esa vida que hacía tanto ruido a su alrededor y que ella no parecía vivir. Las luces cegadoras, las estrellas fugaces. Y después ese círculo amarillo en sus retinas al cerrar los ojos.
La vida nunca fue un paseo, no es algo a lo que se viene a divertirse. La vida es un campo de batalla. Una lucha diaria, constante. Y que probablemente termine venciéndonos mientras nos limitamos a desaparecer de la faz de la tierra. Y sí, nos recordarán las siguientes generaciones. Nuestros hijos, nuestros nietos. Tal vez nuestros bisnietos sepan cómo nos llamábamos. Y puede que esas palabras perdidas, esas fotos olvidadas, esos actos, logros que tanto nos ha costado conseguir, se pierdan en el recuerdo de lo que fuimos una vez y nunca más seremos.
La existencia es fugaz, efímera. Venir para irse. Despertarnos cada día sabiendo que será un día menos de nuestra vida. Horas que no volverán, minutos, segundos que se pierden. Que se gastan como se gastan los neumáticos de un coche en la carretera en verano. Y mientras llora, le asaltan un sinfín de sentimientos. Recuerdos que nunca ha vivido. Ideas, imágenes que tal vez habría deseado convertir en realidad. Todas bajo la luz del atardecer de Julio. Esa luz que solía disfrutar con sus amigas, sentada en el bordillo de cualquier piscina. Ahora le parece que eso sucedió hace siglos y que aquellos fueron los mejores días que vivió. Echaba de menos esos días de sol y de risa. De pensar que eran lo más importante. El ombligo, la esencia de la vida. Que eran las que cambiarían el mundo y que todo se rendiría a sus pies.
Hacerse mayor es simplemente continuar subidos en ese coche al que poco a poco vamos desgastando las ruedas. Sobre el asfalto ardiente de esas mismas tardes de verano. Llevando el pelo suelto, una canción a todo volumen y gritando alguna canción que suene en la radio. Llevando unas gafas de sol, una camisa ancha y una bolsa con lo justo y necesario para no volver en un par de días. Gritando esa letra con sus amigas de toda la vida, sentir que las une algo más allá de ese momento. Ese momento que ella desea que sea para siempre. Abriendo los brazos y notando como el aire levanta su camisa, su pelo y su sonrisa. Y en ese momento no puede sentir más felicidad porque no cree que haya otro momento que equipare esa sensación de plenitud. De libertad.
Para el coche en cualquier recoveco de una carretera, al filo de una montaña. Y ve como se pone el sol mientras bebe las últimas gotas de una botella de cerveza. Y nota como sus hombros chocan con los de esas personas que la han visto crecer. Que han compartido sus travesuras y sus secretos. Que han llorado con ella y han reído en cada momento. Las mira y mira como el sol se esconde tras la montaña. Y es capaz de sentir como la vida puede respirarse. Como puede tocarse. Como en ese preciso instante en el que empieza a notarse la brisa de las noches de verano pararía el tiempo. Y no se haría mayor. Quedarse ahí, congelar ese instante de felicidad sabiendo que no hay que volver a sufrir, ni a llorar.
El sol termina por esconderse. Esa es la mejor hora de las tardes de verano. Esa luz, esa paz. Siempre le encantó esa luz y lo que le hacía sentir. Querría parar el tiempo en ese instante y no volver. Quedarse allí para siempre. Y no pensar en que un día no sería recordada por nadie. No pensar en que la vida se encargaría de borrar sus huellas. En aquel instante ella sentía que su huella era imborrable. Sentía la vida fluir en sus venas. En aquel alféizar de aquella ventana, de aquella casa en aquella abarrotada ciudad, ahora ella sonreía.


Besos

miércoles, 13 de octubre de 2010

Contradicciones

Yo tengo una amiga. Bueno, tengo muchas amigas. No hablo de buenas amigas o mejores amigas. En este caso hablo de una amiga a secas.
Ella ha sido compañera mía del colegio toda la vida. Aunque en realidad "amiga" mía no fue hasta primero de bachillerato. Digamos que tiene un patrón de personalidad inestable. Dado al narcisismo, la mentira compulsiva, y unos ensordecedores intentos de llamar la atención en todo momento.
Mi amiga es una persona con la que te puedes hartar de reir. De entrar gratis a los sitios, hacer amigos, o pillar pases para cualquier antro. Tiene don de gentes. Es ese tipo de persona que yo nunca seré y por eso en cierto modo - ojo, en cierto modo- la envidio.
Habla más de lo que debe y cuenta más de lo que sabe. Y cuando no tiene nada que contar, se lo inventa. Yo siempre he dicho: mira, mientras a mi no me meta en un follón, que ella viva feliz en su burbuja, que yo pasopalabra. Es eclipsante, cegadora y totalmente absorbente.
Pero lo que quiero recalcar hoy de mi amiga es otra característica que a mi me llama poderosamente la atención: Ella se jacta de ser moderna, liberal, progresista. De que su mejor amigo sea Gay y la llame continuamente a su blackberry para contarle su último ligue. De salir por cierta zona de ambiente de cierta ciudad y alardear de que ha sido de las mejores noches de su vida. E incluso llegarme a decir que yo en -la ciudad donde vive- soy para sus amigos su "amiga lesbiana" y que es la mar de "cool".
Bien, hasta ahí ningún problema. Lo que a mi me resulta contradictorio por tanto es su actitud ante ciertas situaciones. Suena "I will survive" de Gloria Gaynor en una caseta de la feria y ella se niega rotundamente a bailarla, porque es de "gays". Entramos todas a bailar a la caseta de Colega y ella se queda en la puerta sin entrar, vaya a ser que sus queridos amigos de las juventudes del PP - Vamos, ella tan de derechas y tan cumplidora de las ideas que propugnan- la vean en semejante coyuntura y se piensen "lo que no es". Decirme: "A mi las lesbianas me dan asco. Tú porque eres mi amiga y te quiero...pero a mi otra que no se me acerque" y luego vaya dándose besos en los labios con todas sus amigas para echarse fotos y decir: ¡uh! ¡soy una chica salvaje! Y entre esos detalles, un largo etc.
En fin. No se si mi amiga sufre un desdoblamiento de la personalidad, o directamente es que es gilipollas.

Por cierto, os dejo una foto de la caseta de colega de este año. Genial el cartel, genial.




Por cierto, el blog que mencionaba en la entrada anterior es este. Ahora no vayais a abandonarme por ella ¿eh?

Un beso

martes, 12 de octubre de 2010

En busca de la inspiración perdida

Hoy he hecho algo que llevaba tiempo sin hacer. Me he pasado por un blog del que fui asidua durante mi fatídico mes de agosto y que creo que tuvo mucho que ver en mi época fugazmente brillante del blog. Supongo que en algún momento todos nos sentimos influidos por algo. Modas, películas, estilos musicales o simplemente patrones de comportamiento que nos rodean. Yo me sentí dominada por aquel blog. Por su estilo. Me inspiraba, me alentaba. Me hacía sentir que plantarme frente a esta pantalla blanca valía la pena.
He vuelto a ese blog tras meses de ausencia. Y he vuelto a sentir los mismo que entonces. Es curisoso porque no conozco a esa chica de nada y siento una admiración extraña hacia ella. Hasta el punto de que me impone un respeto que casi roza el miedo. Ya que su manejo de la ironía, de su sarcasmo y su escasez de pelos en la lengua podrían desplumar al gallo más espabilado del corral. Y sin emabargo siento una fascinación por ella, por su forma de vivir y por su forma de ver las cosas que me resulta un tanto patológica a decir verdad.
Es curioso lo que puede llegar a crear un blog en el interior de alguien. Ella no sabrá nada de esto. Ni si quiera sigo su blog de forma pública porque me da hasta vergüenza que pudiera llegar hasta aquí y me leyera - ¿Quien soy yo para merecer que sus ojos divagaran por aquí?- así que me mantengo en la sombra. Empapandome de sus letras que tanto me inspiran. Bebiendo de sus experiencias y soltando alguna que otra carcajada silenciosa. Mientras, me sigo peleando con mi propia musa de la inspiración.


Besos

jueves, 7 de octubre de 2010

El último año

Hoy me he dado cuenta de que llevo unos días bastante nostálgica. Creo que todo empezó a desencadenarse cuando decidí rescatar una carpeta antigua - quien dice antigua dice de 3º de E.S.O, osea, siglos casi- La carpeta es de Come y Calla, y he de admitir que me encantó cuando me la compré y no se por qué dejaría de usarla - Tal vez me volviera loca y empezara a forrarla de fotos de Richard Gere- La cuestión es que me apetecía retomar el contacto con la carpeta y le envié una petición de amistad a facebook. Vale no. En realidad la saqué del armario - sí, la caperta también- y al vaciarla para volver a forrarla y demás, me encontré con muchos papeles de hace tropecientos años y ciertamente no pude evitar ponerme algo tierna.
Esa es la punta del iceberg porque a lo largo de la semana, sin quererlo, he ido teniendo una serie de imagenes mentales, como fragmentos de una pelicula, repitiendose en mi mente. Y cada vez que miro a mis amigas me quedo más asombrada: cuatro años. Hace cuatro años que estoy aquí, con ellas. Y prácticamente se acabará en unos meses.
El otro día entré al edificio que ha sido mi aulario estos años de universidad y me crucé con Marinerita, por ejemplo. No se si recordaréis a Marinerita. Ella es una chica que empezó conmigo la carrera, y digo empezó, porque ella debe andar todavía aprobando asignaturas de primero y segundo y por consiguiente, es del género improbable que volvamos a coincidir nunca en una asignatura. Ella era todo lo que yo buscaba - fisicamente- en una chica en aquella época. Y recuerdo la primera vez que la ví como si me hubiera pasado ayer. Recuerdo hasta lo que ella llevaba puesto. Recuerdo la primera vez que me habló o al menos se dirigió a mí. Y yo caí prendada de ella como si me hubieran hechizado. Casi dos años me duró la tontería. Maldito ser marino. Pues la ví, y la saludé con la mano. Y no pude evitar pensar: Dios, han pasado cuatro años desde que la conocí.
Lo mismo cuando pasé por la clase de primero y vi a toda esa gente allí sentada y pienso en mí, y en mis amigas cuando estabamos ahí y decíamos que no nos veíamos terminando la carrera. Y me miro hoy y digo: oh...casi voy a terminar.
O cuando subí las escaleras que llevaban al piso de mi amiga A. en el que tantos ratos hemos echado, los pijama party, las cenas, los partidos de la selección española. Hasta el olor de su portal ya es algo que forma parte de mi.
Estoy bastante sensible y bastante trascendental. Pensando, reflexionando, y planteandome cosas sobre mi vida y sobre lo que quiero o debo hacer. No estoy agobiada. Solo intento ser capaz de tomar decisiones.
Estoy extrañamente motivada con la carrera, la verdad. Estos días de nostalgia me han hecho darme cuenta de que sí que he aprendido cosas durante estos años, que no ha sido dinero tirado como me pensaba - que bien exageramos los andaluces- Pero nose. Tengo ganas de tirar pa'lante y cumplir mis objetivos para este año. Que vivan las metas a largo plazo.

lunes, 4 de octubre de 2010

Cara y Cruz

Cuando parece que no hay nada bonito, nada que me ate a la realidad, paso una tarde con ellos y aunque me terminen agotando por completo, merece la pena. Por como me abrazan al llegar, por como tengo que aguantar que me canten una canción interminable sobre el fundador de su colegio, por como me dicen que me deje el pelo largo, que estaba más guapa. Por como tengo que jugar a "Quique tembleque" mientras mi otra mano es secuestrada por una manita de apenas cuatro meses. Por comer salchichas con ketchup en platos de colores y volver a comerme un yogurt de fresa después de ya no se cuantos años. Por pelearme con ellos para ponerles el pijama, y conseguir que se metan en la cama no sin antes saltar sobre la cama, sobre mi y sobre ellos mismos. Por tener entre mis brazos al más pequeño, intentando -sin éxito- que se durmiera, y que se me quede mirando a los ojos mientras le hablo, y me sonría con la boca, con los ojos, con el corazón. Y que a mi se me caiga la baba, se me empañen los ojos y me duela la cara de sonreirle. Todavía soy capaz de oler a bebé si cierro los ojos. Creo que ese debe ser el olor de la vida. De la felicidad.

Me asfixio

Hoy me siento mal. Me siento pequeña, minúscula, y a la vez me siento enorme en un mundo que se cierne sobre mi cabeza como un plástico. No me gusta una ciudad tan pequeña, con tantos ojos, tantos conocidos, tanta falsedad en sus intentos de parecer moderna y después...después ser igual de retrasada.
Desde hace ya algún tiempo vengo sintiendo que esta ciudad, este ambiente y esta vida se me quedan pequeños. Tengo la sensación de estar perdiendo el tiempo. Tiempo que tal vez podría haber aprovechado mejor haciendo otras cosas, conociendo otros lugares o simplemente viviendo otra vida distinta a la que estoy viviendo ahora.
No me arrepiento de quien soy ni de lo que tengo. Porque se que cuando tomé las decisiones que tomé, lo hice porque sabía que en ese momento era la decisión correcta. Sin embargo hoy, más mayor y con las ideas algo más claras me miro a mi misma y estoy convencida de que si volviera a ese instante, tomaría un camino distinto. Y tal vez hoy ya no sería quien soy.

Llevo muchos días que me duele demasiado la cabeza, en el sentido literal de la expresión. Y no tengo el ánimo muy alto. De ahí que no actualice demasiado. Prometo que paso cada día, leo los demás blogs, e incluso le doy a crear entrada y me planto delante de la pantalla con la total intención de dejar fluir las ideas y esperando, con suerte, escribir algo irónico, divertido e ingenioso. Pero todo lo que consigo es pasarme cinco minutos mirando una pantalla en blanco para más tarde resignarme y asumir que hoy tampoco me llamará la musa para darme alguna idea.

No se. No me siento bien pegando la chapa a los pobres ojos lectores del blog. Por eso tiendo a utilizar el blog bastante poco cuando lo único que me sale escribir es algo relacionado con mi estado de ánimo depresivo. Aún así, creo que os merecéis saber que estoy viva y que sigo pasandome todos los días para ver si tengo algún comentario nuevo.

Por cierto, la chica que "se pasaba el día conectada a mi blog", si lees esto: decirte que leí tu mensaje. Que lo mandaste hace siglos, pero es que hacía siglos que no pasaba por allí. Nada, que sepas que lo había leido y que contesté por allí. ¡Qué ilusión!.

Besos