Cerebro congelado

Estoy escribiendo esto en la biblioteca de la universidad. O en Siberia. Teóricamente estaba estudiando. Pero en realidad el frío que hace aquí me impide concentrarme. Así que he optado por ponerme a escribir, que al menos me mantendrá en movimiento y la lenta muerte por hipotermia se retrasará unas horas.

Ayer hice mi segundo examen. Llevo dos de tres y aún no se la nota del primero. Tengo la sospecha de que volveré a quedarme en el cuatro. Lo que provocará la liberación de mi furia – imaginaos a Tormenta en X-men con los ojos en blanco y sus pelos al viento- y el que hice ayer pues básicamente lo mismo. Lo problemático es que ambas son asignaturas de segundo. Y teniendo todo tercero – menos una, mi proximo examen. Malditos números- aprobado, me toca la moral que no me pueda quitar de encima las dos malditas asignaturas del año anterior. Qué cruz. Qué lastre. Qué coñazo.

También he de recalcar que una de ellas es de 12 créditos. Lo que una tercera matriculación supondrían - ..¿Maira?- ¡216€! ¡Solamente una asignatura! A este paso vendo un riñón en E-Bay. No digo más.

Me preocupa más el tema del dinero que el tema de suspenso. Aunque en realidad todo se centra más en la cara de mi padre cuando le diga que no he aprobado ninguna en Septiembre. Eso si va a ser un poema bien construido y no las canciones de Alejandro Sanz.

A ver, cuento un par de anécdotas de mi vida, que últimamente tengo abandonada la vena reallity show sobre mí. La otra tarde, estaba viendo yo un capítulo de True Blood – sí, así es como estudio yo. Luego me quejo de sacar un cuatro- Cuando mi tía – un curioso personaje sexagenario, adorador de Franco y que bajo ningún ningún ningún concepto puede enterarse de mi bollerismo – entró en la habitación. Yo no sé si alguna de mis lectoras – o lectores, desconozco si hay algunos machos en la manada- verá dicha serie. Pero se caracteriza – aparte de ser muy buena- por ser un poco – muy - explícita sexualmente hablando. Así que cuando entró a la habitación, yo pulsé el pause en el BSplayer, a pique de que saliera ahí algo inapropiado. La imagen se congeló en la cara de Jason – que por cierto, vaya manera de perder morbo a lo largo de las tres temporadas. Qué poquito me gusta ¡arg! – Mi tía, como era de esperar miró la pantalla y me dijo:

- Oi, que muchacho tan guapo ¿eh Rorri? – sí, me llaman así – Ese para mí ¿eh?

Le doy al play con intención de quitarle importancia a la imagen de Jason y sale la imagen de una mujer de la que no recuerdo ni la cara. Lo importante es que mi tía dijo:

- Oi, esa no me gusta. Esa mejor para ti –

A ver. Centrémonos. Imaginad por un momento mi cara en ese instante ¿de acuerdo? Bien. ¿La tenéis en mente? Pues fue mucho peor. ¿Qué se supone que me quería decir con eso? Os juro que no entiendo de qué palo va la gente en mi familia. No los entiendo. De verdad que consiguen desconcertarme hasta límites insospechados.

Y haciendo gala de mi frikismo natural, os comento la otra anécdota. Tampoco sé si alguien verá Cómo conocí a vuestra madre. O si habéis visto o no la 5ª temporada. Si es así entenderéis lo que voy a decir a continuación:

- Hoy, por primera vez en mi vida, he visto a mi gemela malvada -

Besos