domingo, 23 de agosto de 2009

Tipos de personas, tipos de huellas

A lo largo de mi corta vida, he conocido a muchas personas, en muchos ámbitos diferentes. En el colegio conocí a muchos compañeros, algunos convertidos en amigos, otros simplemente exisistieron pacíficamente (algunos no tanto) a mi lado. Conocí a profesores, monitores y demás personal docente e incluso conocí a gente de otros colegios.
En el equipo de baloncesto conocí a muchas personas, todas mis compañeras y amigas, jugadoras de otras ciudades, equipos masculinos, entrenadores, preparadores físicos, seleccionadores...Otra larga lista.
En mi campo también he conocido a mucha gente, muchos amigos, sus padres, sus tíos, sus abuelos. Somos una gran familia, por decirlo de alguna manera y también conocí un elevado numero de gente en la asociacion contra el Cancer.
La universidad me abrió un increíble abanico de amistades y conocidos, ampliando numerosamente mi círculo de conexiones interpersonales. A esto, sumemosle los amigos de mis amigos, de sus clases, sus pueblos, sus campos o sus equipos; gente que conoci por internet, foros, chats, blogs o fotologs.
Las personas entran y salen de nuestras vidas dejando a veces una huella que es imposible de borrar, otras veces dejando una huella que queremos borrar y otras veces esa huella es tan
efímera como pisar la orilla del mar, que llega la ola y pluf!adios huella.

Pero esta entrada no tiene como fin hacer un recuento numerado de las huellas de mi vida. Tiene como fin analizar esas huellas, y elaborar una balanza entre las personas buenas y malas que he encontrado en todos esos pasos que he ido dando. Creo que tal vez es un buen momento para hacer balance.

Si una cosa he aprendido con la experiencia, es que las cosas malas tienden a llamar mucho más la atencion y a fijarse en el recuerdo mucho más que las cosas buenas. Por ejemplo, como he mencionado antes he conocido a muchas, muchas personas a lo largo de mi vida, y por esta regla, en mi memoria sobresalen aquellas que me han hecho daño o que podríamos encuadrar dentro de las malas personas. ¿Pero son tantas como para poner la balanza a su favor? Sinceramente creo que no. Las malas personas puedo contarlas con los dedos de una mano, y para contar las buenas me faltan muchas, muchas manos. Y creo que dandole importancia a las malas personas no hacemos mas que evitar que se borren sus huellas, descuidando las huellas verdaderamente importantes.
Por eso propongo algo hoy: Borremos las huellas que nos han hecho daño para dejar ese hueco a personas que pisen de corazón. Porque el mundo está lleno, lleno de buenas personas. ¿Y sabéis que? Que yo me considero una de ellas, y espero que mi huella se quede en muchos sitios, y que la gente quiera cuidar de ella para que no se borre nunca.



371'8

1 comentario:

Tigresa dijo...

Sencillamente me encato todo lo que dices, cuanta verdad hay en esas palabras, y seguire tu concejo:)

Un saludo!