domingo, 22 de diciembre de 2013

Insuficiencias

Hola,

¿Sabéis qué? que en estas últimas semanas me han dicho las cosas más bonitas que se le pueden decir a alguien. Y hay una que parece que retumba en mi cabeza como si estuviera de resaca.

'Es que eres demasiado buena, Ro. 
Es imposible conocerte y no quererte. 
Y estoy segura de que quien haya estado contigo 
no podrá olvidarse nunca de ti. 
Porque no sé, tienes algo que, 
engancha'




Aunque bueno,
supongo que no lo suficiente.





Besos

miércoles, 11 de diciembre de 2013

martes, 10 de diciembre de 2013

E n a m ó r a t e

Hola,


Enamórate. Aunque sea para dos días. Pero hazlo. Sonríele a la pantalla del móvil, al conductor del autobús, a tu vecina la antipática. Pásate horas hablando de ella con tus amigas hasta que no te escuchen. Apréndete poemas, dedícale canciones y hazle regalos absurdos. Invéntate excusas idiotas para verla. Miente. Miente todo lo que haga falta. Y llora. Llora todo lo que haga falta.

Róbale un beso mientras te habla. Consigue hacerla reír mientras bebe y haz apuestas absurdas sobre canciones que suenan en ese momento. Lánzale bolitas de papel para hacerla rabiar. Háblale susurrando. Cuéntale las cosas que te dan miedo y deja que ella te obligue a hacerlas. Abrázala si hace frío. Y si no, también. Despídete como si no fueras a verla más. Salúdala como si no fueras a volver a hacerlo. Haz que cada vez sea como la primera y aprovéchala como si estuvieras segura de que será la última.

Escríbele mensajes en las puertas de los bares. En las paredes de las calles, en las persianas metálicas y en la arena de la playa. Escríbele en tu piel. Compónle canciones. Dedícale textos. Haz del caos un arte. Cuelga fotos suyas en tu habitación y dale los buenos días y las buenas noches. Túmbate de lado y escucha tu corazón en la almohada imaginándote que es su pecho. Tócala. Muérdela. Haz que le tiemblen las piernas. Consigue que te pida más. Gánale la partida. Déjate ganar una vez. Y otra. Y pierde la cuenta. Quémate los labios de tanto besarla. Háblale al oído. Dile cosas obscenas. Dile que la quieres. Estremécete cuando diga tu nombre. Bébete una cerveza en la cama mientras la miras. Deja que te coja la mano al conducir. Bésala en los semáforos en rojo. Ponte nerviosa cuando notes que te mira mientras tú miras a la carretera. No le digas adiós. Échala de menos. Aguanta despierta de madrugada colgada del teléfono. Haz planes. Arranca hojas del calendario. Quiérela. Quiérela tanto que hasta te duela. Emociónate al escuchar 'esa' canción. Deja que tu estómago salte recordándola. Y repito, bajo ningún concepto le digas adiós.

Y llora. Llora cuando todo eso pare. Llora cuando no sepas si se repetirá alguna vez. Pásalo mal. Sufre. Hazte un cuatro en la cama. Pierde el apetito, las ganas de arreglarte y las ganas de dormir. Sé la chica más triste de la ciudad. Vístete sin ganas. Bebe un poco más. Habla un poco menos. Baja la mirada cuando veas las fotos de tu pared. Apriétate el pecho cuando escuches 'esa' canción y aguanta la respiración cuando veas volar las hojas del calendario. Echa de menos su voz. Y el olor de su colonia. Búscala entre la gente sabiendo que no está. Enfádate con ella. Y con el mundo. Culpa a la suerte. Al destino y al karma. Rómpete. Ahógate. Recuérdala con tu sudadera puesta. Y llora un poco más. Deshaz planes. Pide deseos absurdos. Y quiérela un poco más queriendo hacerlo un poco menos.

Pero eh, no te equivoques: enamórate. Enamórate mil veces. Enamórate todos los días.
Yo por mi parte pienso seguir haciéndolo.



Besos.




martes, 3 de diciembre de 2013

3

Hola,

Me está pasando algo curioso. Estoy escuchando canciones y leyendo cosas, y ya no tengo claro si hablan de ti o de mí. Podríamos ser cualquiera de las dos, ya sabes, cada una a un lado de la puerta que separa nuestros universos. Puede que seamos tú allí y yo aquí, y viceversa. Puede que nuestras vidas no sean paralelas, si no la misma vida separada en dos.

No lo sé.

Ya no lo sé.

Lo que sé es que te echo de menos. Llevo demasiados días demasiado callada, demasiados días sin reírme tanto, demasiados días llorando de más; echo de menos cerrar los ojos y alargar mi brazo para tocarte mientras respiras en mi oído, la forma tonta que teníamos de rellenar los silencios, el dolor en las mejillas de tanto sonreír. Echo de menos sorprendernos mil veces por decir lo mismo a la vez, pensar lo mismo a la vez y sentir lo mismo a la vez; tus buenos días y tus buenas noches, la forma que tenías de meterte conmigo y de dejarme claro que solo podías hacerlo tú. Tus pseudo-celos inocentes, hacerte reír después de haberme comido un plátano y haber ido a entrenar, y contarte historias sobre mí vida escondida bajo el nórdico. Echo de menos que me preguntes qué tal me ha ido el día, desearte suerte en tus exámenes, y poner el despertador dos horas antes para decirte que te quiero antes de que abras los ojos.

No sé.

Echo de menos esa química inexplicable que tenemos - me niego a usar el pasado -. Esos saltos en el estómago, esos nervios al hacer planes. Echo de menos mirar el calendario deseando que vuelen los días, las ganas de coger un avión todas las noches, y echo de menos tu voz cuando por cualquier idiotez decías mi nombre.

Te echo de menos a ti. A todo lo que eres. A todo lo que implicas.
Me echo de menos a mí. A todo lo que soy contigo. A todo lo que me empujas.
Nos echo de menos a nosotras. A todo lo que somos. A todo lo que nos hemos quedado por ser.



No echo de menos quererte, porque no he dejado de hacerlo ni un segundo.

Echo de menos quererte y que no me duela.






Besos

domingo, 1 de diciembre de 2013

Los domingos están hechos para encontrar algún motivo para quedarse en la cama.

Hola,

No sé.
Creo que soy una buena chica.
No sé qué está mal.

No lo sé.






Besos.

jueves, 28 de noviembre de 2013

Not found

Hola,

A veces no sé, no entiendo a algunas personas. Es normal. No podemos entendernos todos ¿no? Qué aburrimiento sería si no hubiera distintos puntos de vista. Pero no sé. Hay cosas que no entiendo. No entiendo esa manía de aleccionarme moralmente como si no supiera qué está mal y qué está bien. Como si no fuera consciente de mis errores ni de mis riesgos. Como si necesitara ser salvada a todas horas.

¿Y sabéis qué pasa? que me da exactamente igual. Porque yo era así, yo era una cuadriculada. Era de ese tipo de personas que se creían con unos valores férreos y arraigados conocedora y poseedora de la verdad suprema. ¿y para qué me sirvió? para nada. Hice todo el daño del mundo y me destrocé igual. Eso sí, actué dentro de los 'patrones socialmente aceptados de comportamiento'.

Estoy harta de justificarme. Ante todo el mundo. Ante el espejo.
Estoy harta de decirme a mí misma que todo está bien así.
Estoy harta de creer merecer algo más para no admitir que duele.
Estoy harta.


Harta de no poder gritar que te quiero.


Y si lo hago vendrá alguien a tirarme el jarro de agua fría.


O tal vez lo hagas tú.

O tal vez lo haga yo.





Mientras yo seguiré susurrándole 'buenas noches' a una pantalla.







Besos

martes, 26 de noviembre de 2013

Modo avión

Hola,

Siempre se me ha dado muy bien eso de leer caras, de interpretar gestos y de reconocer expresiones. Un sexto sentido. Vamos a llamarlo empatía, superpoderes, o intuición femenina. Capto las emociones, las absorbo y las contagio, como si fuera una estación de tren en las que bajan y suben los estados anímicos mientras observo las despedidas y los reencuentros.

Una estación de tren.

Tal vez sea eso.

Un sitio en el que parar un tiempo. Puede que sean cinco minutos porque llegas con tiempo para coger tu tren. Puede que sea una hora porque lo pierdas, o puede que sean meses si no tienes muy claro cómo volver a casa. Pero al fin y al cabo ahí estoy yo, acogiendo viajeros perdidos que buscan llegar a alguna parte o escapar de alguna otra.

Tal vez soy un lugar de paso. Como esos sitios que encuentras por casualidad y de los que te enamoras, pero sabes que nunca jamás vas a volver. Y el tiempo que pasas ahí eres completamente feliz, sintiéndote afortunado por haber sido tú y no otro quien ha encontrado ese lugar en el que todo es tan perfecto, y en el querrías quedarte a vivir y a pasar el invierno debajo del nórdico. Pero entonces se acaban yendo, dejándome ahí, vacía, esperando a que alguien más encuentre ese lugar por casualidad.

Puede que esa sea mi labor emocional en la tierra, quién sabe. Tal vez soy esa jarabe de fresa para la tos que todo el mundo adora, pero que solamente te tomas X tiempo, mientras estás enfermo, y luego puede pasarse años en el estante de la cocina sin que nadie lo necesite - ¡Oh! pues a mí me encantaba ese jarabe de fresa - 'encantaba', pasado; siempre pasado. Como si el presente fuera efímero. Como si viviera recordando lo bueno y esperando lo incierto.

Hoy la sensación que mejor me describe es esa cuando estás a punto de estornudar y de pronto desaparece, y te quedas tan llena de nada que duele y por unos segundos no tienes muy claro si vas a poder volver a sentirte bien en un tiempo. No sé si se me entiende.

Tal vez sí.



Besos.

lunes, 11 de noviembre de 2013

11.11

Hola,


Iba a explicar el por qué de los onces, pero creo que lo voy a guardar para mí.
Para ti.
Para nosotras.




Besos.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Los domingos no son feos

Hola,

Vuelve a ser domingo, ¿y sabes qué? que los domingos no son feos. Incluso aunque sean domingos solitarios y lluviosos como el de hoy, que no ha salido el sol ni medio minuto.

Los domingos no son feos porque te quiero.



Besos.

domingo, 3 de noviembre de 2013

El deshielo

Hola,



Después de todo este tiempo he entendido que para mí 
Ella fue esa fuerza imparable cuando yo aún era un objeto inamovible. 



Paradójico que venga a hablar del deshielo muerta de frío. Con los pies congelados, dos pantalones, una sudadera y el cuatro como forma de vida sobre el colchón. El frío aquí es distinto; es temprano, húmedo, verde y microscópico. Capaz de calar capas de ropa y piel, y de empapar huesos que hasta ahora desconocía que podían tan siquiera enfriarse.
Y aún así vengo a hablar del deshielo. Ese fenómeno por el cual se pasa de sólido a líquido. De impenetrable a permeable. Zonas navegables y en las que sumergirse donde antes solo había dureza y muros de frío. El deshielo. Mi deshielo. 

Era domingo, y también hacía frío. Recuerdo qué llevaba puesto - mis leggins negros, mis zapatillas rosas, mi gorro rosa y mi abrigo gris. Ese enorme abrigo gris - pero no recuerdo qué llevaba puesto ella. Supongo que cuando abrazas tanto rato a alguien no terminas por fijarte en su ropa, y sí en tratar de memorizar el ritmo al que le late el corazón, el olor de su colonia, o esa forma de poner sus manos alrededor de tu cintura para que la abrigues con tu abrigo gris - ese enorme abrigo gris -

Cuántos grados ¿seis? ¿ocho? no lo sé. Pero recuerdo cómo el frío me helaba las mejillas mientras íbamos por la calle apenas sin hablar. Apenas sin tocarnos. Es raro pensarlo hoy, tanto tiempo después; cómo la sentía tan mía sin ser absolutamente nada, sin conocernos más que de unas cervezas y unos besos ebrios bajo la lluvia. Y sin embargo ahí estaba ella comprando chuches para mí aún habiéndole dicho que no quería comer nada, y aguantándome los silencios que yo me negaba a romper. Es algo curioso sobre mi persona que debéis saber: cuando me quedo callada, es porque he perdido el miedo. Si no, combato mis nervios y mi inseguridad con una charla interminable, probablemente cargada de comentarios que podrían ganarse algún retuit de quedar por escrito. Y ahí estaba yo, con ella, callada, y apenas la conocía. ¿Que por qué? aún no lo entiendo. Supongo que empecé a confiar en ella la primera vez que la vi.

Y entonces pasó.

No era la primera vez que lo hacíamos; ya nos habíamos besado antes. Y sin embargo esa vez, teniéndola sentada sobre mí, en el suelo, en mitad de todo ese frío y después de una carcajada que nos dejo sin aire, pasó.

No puedo decir que ella me besó a mí, o que yo la besé a ella. Para mí esa fue la primera vez que 'nos' besamos. La primera vez que - de las muchas que vendrían después -  sentí cómo se paraba el tiempo. Y en ese momento helado y atemporal mientras la abrazaba por la cintura y notaba cómo su pelo me rozaba las mejillas, sentí cómo todo el hielo empezaba a derretirse y noté arder mis costillas como si fueran las barras de un radiador descongelando todo el invierno de mi pecho.

Aquello fue el fin de la glaciación.


Y ella, ella fue el final de mi invierno.





Besos.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Las cosas que solían ser

Hola,

Hoy está siendo un día excesivamente silencioso. Llueve a mares, hace un viento del copón, y hace frío. Vaya, lo que viene siendo tiempo irlandés en todo su esplendor. Pero es que me da igual.
Y esa es la primera de las muchas cosas que me he dado cuenta que han cambiado de un tiempo a esta parte.

Yo solía odiar la lluvia. Me molestaba. Abría los ojos por la mañana y si escuchaba que llovía automáticamente me ponía de mala leche. ¿Salir a la calle y acabar chorreando? ¿las aglomeraciones de coches? ¿no poder subirte al autobús? ¿que se te calen los pies? demasiado para mí.

Yo solía ser una marmota. Me encantaba dormir. Solía pasarme durmiendo hasta las doce de la mañana sin problema alguno, despertándome, mirando el reloj, y sabiendo que no tenía prisa ni obligación alguna que me sacara de la cama.

Yo solía ser una persona cuadriculada. Una maniática del control. Solía planear las cosas detalladamente, al milímetro. Solía mantener las cosas bajo un halo de seguridad que a mí me servía como una red protectora, y jamás hacía nada impulsivo ni tampoco inesperado.

Yo solía ser una persona racional. Los sentimientos para mí eran algo manejable. Algo que si podías pensar, podías dominar. Y solía gustarme ser así porque me producía esa sensación de ser invencible, como si nada ni nadie pudiera romperme porque nadie tenía el poder de hacerlo. Porque yo no le daba a nadie el poder de hacerlo. Al menos no solía hacerlo.

¿Y ahora?

Ahora todo es diferente.

Desde hace algún tiempo la lluvia es señal de buenos recuerdos. La dejo colarse entre mi ropa y dejo que me moje el pelo ¿qué más da? Si hay tráfico tendré más tiempo para escuchar música en el coche, y tal vez decida irme andando en lugar de coger el autobús haciendo eslalon con el resto de peatones ataviados con paraguas y chubasqueros - ahora, cuando abro los ojos y está lloviendo, sonrío y pienso en todas las veces que me han besado bajo la lluvia-. Y me despierto temprano, cuando aún no ha salido el sol, y tengo ganas de levantarme porque siento que si duermo hasta las doce de la mañana son horas perdidas que no voy a recuperar nunca. Y no me agobia esa idea, no os confundáis. Es solo que me gusta demasiado la vida en la que estoy despierta como para perdérmela. Para mí dormir se ha convertido en el intervalo de tiempo inconsciente entre los momentos de felicidad consciente. ¿Y sabéis? me encanta no saber qué va a pasar. A mí, que parecía estar escrita sobre una cuadrícula diminuta. Me gusta salir sin saber cómo voy a volver, ni con quién voy a acabar bailando, ni qué voy a acabar bebiendo, ni a quién acabaré susurrándole al oído la canción que suena en el bar.  Porque ahora soy más de saltar, yo que siempre fui más de ver cómo despegaban los aviones que de querer sentir el vacío bajo mis pies. ¿Arrepentirse? solo cuando se hace daño sin quererlo a la gente que no lo merece. Lo demás, lo bueno y lo malo, son todo recuerdos y experiencias para poner en las estanterías de tu cuarto y que cuando pase el tiempo puedas mirarlas y pensar: esta ha sido mi vida, y he sido todo lo que he querido ser.


Besos.







martes, 24 de septiembre de 2013

77-86-16

Hola,

Hace 77 días que no actualizo. Casi se han cumplido los 94 días que me separaban de España, y los cuales pretendía contar uno a uno, pesarosamente, hasta volver. Y ahora no solo me quedo, si no que no sé cuando volveré. Aquel día habría firmado mi billete de vuelta sin retorno, aún teniendo presente eso que todo el mundo me decía de 'luego no te vas a querer venir'.


Y sí. Llevaban razón.


Han pasado 77 días y mi vida aquí roza levemente la perfección. Al menos, lo que yo considero perfección en este momento. Me llevo genial con toda la familia, los niños me adoran (y yo a ellos), tengo total manejo del coche (cosa que me hacía verdadera falta) y estoy jugando en el equipo de baloncesto del pueblo. Y el pueblo, oh, el pueblo; creo que Kenmare está hecho a mi justa medida. Por todo; por los sitios, por cómo está decorado, por su forma de entender la vida, por sus pubs oscuros con chimeneas y música en directo y por su frío para ponerse gorro desde septiembre.

Aquí, en Irlanda, en mitad de la nada, he encontrado una paz que creo que llevaba buscando mucho tiempo. La sensación de 'no estar donde debería estar ni haciendo lo que debería hacer' ha desaparecido, y no hay nada que, cuando abro los ojos por la mañana, se me agarre al pecho y me recuerde que hay algo que no encaja.

Siempre he pensado que a lo largo de nuestra vida tenemos que vivir muchas vidas diferentes. Y siempre lo había aplicado al amor, a eso de que no existe un amor para toda la vida, si no una vida para todos los amores; pero de un tiempo a esta parte me he dado cuenta de que el amor romántico no es imprescindible en mi vida. Que lo son otros tipos de amor, como el amor de mi familia y de mis amigos queriéndome ver de vuelta. He llegado a ese punto que creía imposible de alcanzar, en el que soy feliz por méritos propios, y gracias a mis propias decisiones. Ya no me siento incompleta por no tener a alguien 'ahí'. Ahora he entendido que lo que nos hace felices, y nos llena, es ser un todo para compartir, y no una mitad por completar, y aquí y ahora, yo me siento completa.



Y feliz.





77 días desde que actualicé por última vez. 
86 días desde que llegué aquí. 
16 días para volver a casa. 





Besos.




martes, 9 de julio de 2013

Noventa y cuatro días.

Hola,

Hoy hace un mes desde mi última entrada. Un mes en el que han cambiado muchas cosas de forma bastante sustancial. Si me seguís en tuiter, o en ask, o en alguna de las millones de redes sociales en las que me encanta perder el tiempo, ya sabréis que estoy viviendo en Irlanda desde hace diez días. ¿Que qué se me ha perdido a mí en Irlanda? eso mismo me pregunto yo. Pero aquí estoy, de au pair en una decisión que tomé como se toman todas las decisiones realmente importantes; sin pensarlo demasiado.
Estoy viviendo en mitad de la nada, en la montaña. Rodeada de ovejas, caballos y toda clase de insectos variados de los que ya me conozco su nombre en inglés. Ah, y también está Dora, la gata. El pueblo más cercano es Kenmare, y un día de estos, cuando tenga manejo con el coche tendré libertad para bajar y pasearme por sus cuatro calles de casas de colores y bares forrados de madera en los que ponen pintas de Heineken a 4,10.
Ahora mismo no puedo tener queja; la familia es genial, los padres son majísimos y ya he conocido a los abuelos, tíos, tías, sobrinos, cuñadas, vecinos y sus respectivas mascotas. He conocido a un puñado de au pairs que trabajan aquí; tres españolas, una polaca, una checa y una francesa. Gente que vive aquí, como Mónica, una chica que vino de au pair hace tres años, y después encontró trabajo y se quedó y Noelia, otro caso igual. Y también me hice amiga-post-tres pintas de Garret, un chico que iba muy borracho y que se sentó a mi lado mientras esperábamos al taxi, diciéndome lo guapa que era y contándome algo incomprensible sobre sus padres. O eso creo. Porque señores, el acento de Kerry SE LAS TRAE. A los taxistas - hombres ya entrados en su años - no se les entiende una jodida mierda. En serio os lo digo. Qué odisea.

Bueno, que a lo que venía yo al blog no era a contar precisamente qué he hecho esta semana - aunque debería -. Siempre he tenido la mala costumbre de acordarme más del blog cuando estoy triste, y eso es lo que me ha traído hoy aquí. Hoy estoy triste. Y creo que es porque es el primer día en el que realmente he tenido tiempo para pensar. Yo, que siempre he criticado a esa gente que llora porque se va fuera y echa de menos a su familia y a sus amigos, me he visto esta tarde llorando a mares hecha un cuatro en la cama. Y es que aunque solamente hayan pasado diez dias, aquí para mí ha sido como si llevara un mes. Todo nuevo, todo super intenso, todo agotador. Y hoy necesito discutir con mi madre, salir a La Sureña a tomarme unos cubos con mi gente, hablar de idioteces con mi hermana en la litera, y hasta incluso morirme con los 42 grados que están teniendo por allí.

Yo nunca me he considerado una persona apegada al resto, ni a los sitios. Pero supongo que poner casi 3,000 km de distancia entre todo lo que tengo y yo me ha servido para darme cuenta de que tal vez sí que necesito ciertas cosas. Y hoy ha sido el primer día en el que he echado de menos las tonterías más simples y más absurdas y me ha dolido un poco todo el cuerpo al no poder coger y conseguirlas en media hora.

Supongo que es normal. Vaya, sé que es normal. Estar lejos de las personas que quieres no es fácil y menos al principio. Sé de sobra que me va a llevar una semana o dos más adaptarme realmente a todo, y que cuando tenga independencia con el coche todo va a ir mejor, y los días se pasarán volando y cuando llegue octubre no querré volver - porque ahora mismo podría firmar que voy a volver en octubre -. Pero hoy hasta he mirado los vuelos de vuelta, y el día al azar que he puesto para volver es el único día de toda esa semana en el que había vuelos a Málaga. Curioso.
Para ese día quedan noventa y cuatro días.


Y mañana solamente quedarán noventa y tres.




Besos.

domingo, 9 de junio de 2013

Ex-traño

Hola,

¿Sabes qué? A veces me tumbo mirando al techo y pienso en todas esas cosas que se han quedado en el aire; ahí, tan cerca como para cogerlas solo con alargar el brazo. Ese desayuno que nunca hemos tenido. Ese maratón de películas que nunca hemos hecho. Ese atardecer a las nueve de la noche que no hemos visto. Esos besos que no nos hemos dado. Esas horas que no hemos perdido abrazándonos. Esas idiot(o)eces por las que no nos hemos reído. Esas canciones que no nos hemos cantado al oído. Esas frases que no nos hemos terminado. Esas cervezas que no nos hemos bebido. Esa comida que no me has preparado. Esos conciertos a los que no hemos ido. Esas tonterías que no nos hemos regalado. Esos callejones en los que no nos hemos... Esas preocupaciones que no hemos compartido. Esos viajes que no hemos hecho. Esas cosas que no nos hemos dicho. Y es que sigues sin saber cómo se llaman mis padres. Ni qué nombre le pondría a mi perro. Pero ya sí sabes cómo me gusta que me bese(s)n. Y que me empuje(s)n contra la pared. Será que en lo cíclico de todo esto ahora te toca olvidarme. Quién sabe; tal vez para volver a conocerme algún día. Como la primera vez.



Besos.

jueves, 30 de mayo de 2013

Num3ros

Hola,

Las cosas favoritas son algo curioso. Creo que desde que tengo uso de razón mis cosas favoritas han ido cambiando casi al mismo ritmo que la graduación de mis gafas de topo, y a la misma velocidad que me crece el pelo - que es mucha. En serio, mucha -

Pero a decir vedad, hay algunas cosas que no han cambiado demasiado; por ejemplo, mi sabor de helado favorito siempre ha sido el de limón. Cuanto más ácido mejor. Y mi comida favorita son los macarrones con cantidades industriales de queso.

Sin embargo yo nunca he tenido un número favorito. Un número favorito de verdad, de esos por los que la gente se pega en los repartos de camisetas y se tatúan en cualquier parte del cuerpo. Cuando yo jugaba al baloncesto siempre jugué con el 15. No sé por qué lo elegí, pero lo hice, y después me daba pena desprenderme de él. Pero no era mi número favorito.

Con el paso del tiempo aparecieron otros números en mi vida, como el 14. Pero el 14 me gustaba por estar ligado a alguien. Me gustaba por lo que implicaba, por lo que suponía. Y después ese número me ardía debajo de la piel cada vez que aparecía en cualquier termómetro de la calle, o en los minutos del reloj, o en los días del calendario. Así que no, el 14 tampoco era mi número favorito.

En mi drama personal con el 14, apareció el 8. El 8 es un número de modernos, es el número infinito. Todo lo que implicaba el 8 y la idea utópica y maravillosa que suponía hicieron que me enganchara a ese número. Que escribiera un texto hablando de los Infinitos, y que incluso me planteara la posibilidad de tatuármelo - menos mal que no lo hice - . Así que no, el 8 tampoco era mi número favorito.

Y así, mientras yo imaginaba ochos tumbados en todas partes, apareció alguien en mi vida. De esas personas que no sabes cómo ni por qué llegan, pero que lo hacen y cambian sin saberlo los muebles de tu cabeza de sitio y lo reorganizan todo. En ese momento yo no fui consciente de que había plantando la semilla de una idea en mi cabeza - muy inception todo - que se desarrollaría después, cuando estuviera realmente preparada.

Ella me habló durante horas, sin esperar nada a cambio. Me habló de lo importante que era quererse a una mísma más que a nadie. De cómo no podría, ni debía querer a nadie hasta que no fuera capaz de quererme a mí como ser individual. De cómo tenía que ser feliz yo por mí, y por mis propios medios, sin necesitar que nadie me mimara ni me quisiera para poder serlo. Y aunque como he dicho, en aquel momento no era capaz de asimilarlo, con el tiempo lo entendí.

Y al poco de entenderlo, alguien me volvió a preguntar que cual era mi número favorito. Me quedé un rato pensando en los números que había significado algo para mí, los que yo había considerado 'favoritos' en algún momento. Y me di cuenta de que ya no estaba enganchada a esos sentimientos, ni a esos números, y me sentí libre por primera vez en mucho tiempo.

Entonces pensé, y sin saber cómo, lo supe.

- El 3 - dije.
- ¿El 3? ¿por qué? -
- Antes solía pensar que el 8 era mi número favorito porque significaba el infinito; todo lo que yo quería tener con esa persona. Todo lo que éramos. Todo lo que me haría feliz. Ahora sé que para ser realmente feliz tengo que pensar en lo que quiero yo, en lo que soy yo, y en lo que me hace feliz a mí. Por eso es el 3, porque es la mitad del infinito.











¿Pero sabéis cuándo supe que el 3 era mi número favorito?

Cuando ese día 3 ella me besó, y yo me descongelé. 






Besos


domingo, 12 de mayo de 2013

01.11

Hola,

Si tuviera que elegir una frase que definiera mi vida en estos momentos sería: 


'No sé en qué momento desencadené el caos, 
pero volvería a repetirlo un millón de veces'




Besos

lunes, 6 de mayo de 2013

Veintimásunoscuantos.

Hola,

Ella siempre se queja de que nunca le he escrito nada en el blog, de que le hago el vacío cuando suena cierta canción, de que no la invito a mi futuro e hipotético piso, de que la acuso de ser soez - a veces - y de otras muchas cosas. Se queja mucho a decir verdad.

Pero la quiero.

Ella es una de esas personas imprescindibles en la vida de cualquiera, al menos lo es en la mía - y podría asegurar que en la de muchas más -. De esas que una vez aparecen ya no hay manera de dejarlas atrás, ni de olvidarlas, ni de pasar enfadada con ellas más de un día - aunque estoy segura de que ahora mismo ella está pensando lo contrario y poniendo ejemplos en su mente. Bah, calla y lee, petarda - y se dice pronto, porque hace casi seis años que la conocí.

Si tuviera que hacer una lista de los momentos más divertidos de mi vida, estoy segura de que ella aparecería punto sí, punto también, porque lo que nos hemos reído juntas no puede calcularse; ni las cervezas que nos hemos tomado, ni las conversaciones trascendentales que hemos tenido, ni las veces que nos hemos contado nuestras penas por msn/whatsapp/banco de la universidad. Ella ha vivido mi peor borrachera, y yo he vivido tal vez no su peor, pero sí una de sus más divertidas. La he visto enamorada, despechada, triste, ilusionada, frustrada, enfadada y lo más importante: la he visto feliz; que llegados a este punto creo que es lo más importante tanto para ella como para mí.

Es una de las pocas personas que me ha visto crecer de verdad, aprender de verdad y madurar de verdad. De esas que cuando mire atrás formará parte de ese grupo que nunca me dejó rendirme, ni alejarme, ni morirme. Ella es una de esas personas que se han ganado el calificativo de amiga a base de fidelidad, constancia y amor del bueno; de ese que se siente como por un hermano. Porque eso es lo que es ella para mí.

Me ha sacado de quicio muchas veces, me he enfadado con ella y he querido apalearla, es verdad. Pero también he sufrido cuando ha llorado, me he preocupado cuando ha estado triste, y he querido pegar a quien le ha hecho daño sin necesidad de conocer los motivos. Pondría la mano en el fuego por ella aunque supiera que voy a quemarme, porque sé que ella lo haría por mí, hiciera lo que hiciera.

Ella me ha enseñado muchas cosas, más de las que cree. Y recordar ahora cómo éramos hace seis años me hace sonreír y sentirme orgullosa de haber sobrevivido a todos los cambios, todos los problemas, y todos los litros de alcohol habidos y por haber. Y lo más importante: me hace sentir orgullosa de haber podido compartirlo todo con ella, y de que a día de hoy sea uno de los pilares más importantes de mi vida.

Así que aprovecho hoy que es su cumpleaños para dedicarle esto - para que veas que sí que te escribo cosas - y para decirle que pase lo que pase, me vaya donde me vaya yo, o el resto, nosotras siempre seremos lo que somos; que dará igual si estoy a un kilómetro como ahora, o a trescientos si es que me voy. Para mí siempre vas a ser como una hermana, y siempre voy a querer formar parte de sus momentos buenos, malos, regulares y absurdos.

Te quiero mucho, pero mucho de verdad.

Felices veintimásunoscuantos.




Besos

domingo, 5 de mayo de 2013

Cero

Hola

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    Me preguntó que por qué me quedaba ahí  
 no contesté
  De lejos volvió a preguntarme: 
- ¿Por qué no te vas? -
Yo negué con la cabeza
sonreí
- "por si te diera por volver"-
Pensé.
  ___________________________





Besos

domingo, 28 de abril de 2013

SPOILER IS (NOT) COMING.

Hola,

Cambiando un poco la tónica que ha adquirido mi blog últimamente - con esas cosas tiernas, románticas y melancólicas tan poco propias de mí - voy a hablar de algo completamente distinto; hoy vengo a hablar del sentido común.

A primera vista podríais pensar que he hecho un juego de palabras y significados magistral diciendo que las cosas tiernas, románticas y melancólicas no apelan al sentido común; pero no. Porque eso sería volver a hablar tierna, romántica y melancólicamente. A lo que me he querido referir es al sentido común puramente racional. ¿Que por qué viene esto? bien, os cuento.

Estaba yo tranquilamente divagando por mi TL como cada tarde, sin hacer nada en concreto, cuando me comí un spoiler digno de admirar de Game of Thrones. Pero no un spoiler no, un S-P-O-I-L-E-R. A ver, a nadie le gusta comerse spoilers de forma tan gratuita, y yo no soy una excepción. Pero tampoco soy una nazi y no le he escrito un tuit amenazante con la foto de una cabeza de caballo al susodicho.  En cambio, alguien ha debido hacerlo - y sospecho que más de uno - y él ha puesto un tuit diciendo que los spoilers de la tercera temporada llevan rulando un año y que el libro se publicó hace (¿trece? no sé, no termino de acordarme), terminando con un 'fuck it'.

Y aquí viene mi reflexión de hoy: yo no voy a tirarle piedras a este chico como si yo llevara una barba postiza y él hubiera dicho 'Jehová', no. Pero realmente creo que hay consideraciones que se deberían tener para con las personas que están siguiendo una historia. Game of Thrones está en su apogeo máximo, y me parece de muy mal gusto que alguien por haberse leído los libros, se crea con el derecho a destriparnos al resto la historia - ojo, que yo me he leído tres libros y medio - y luego se escude en el hecho de 'te hubieras leído el libro'.

No estamos hablando de spoilers como que Bruce Willis estaba muerto, estamos hablando de información sobre algo que están viendo millones de personas por primera vez. Es una cuestión de respeto - bajo mi punto de vista claro está -

Cuando se estrenaron todas y cada una de las películas de Harry Potter - por ejemplo - yo ya me había leído los libros, y jamás de los jamases le he destripado nada a nadie. Es más, si alguien a estas alturas de la vida no ha visto alguna película, no le cuento qué es lo que pasa, ni cómo termina la historia, por mucho que yo ya tenga esa información. Ejemplo 2: Todas mis amigas locasdelcoño viendo Fringe y yo sin decir ni mú, pegando gritos de emoción con ellas cada vez que vienen a contarme lo interesante que está o lo que ha pasado en el último capítulo que han visto ¿Por qué?, pues porque llamadme rara, pero yo disfruto más viendo cómo alguien descubre las cosas que a mí me entusiasmaron, que destrozándoles el momento contándoselo previamente.

No entiendo ni la finalidad que tiene, ni qué motiva a alguien - a no ser que seas un cabrón malvado o la mala de una telenovela mejicana - a spoilear al personal. De verdad que no lo entiendo. Pero bueno, hay muchas cosas que no entiendo en esta vida, gracias a Dios.



Besos


sábado, 20 de abril de 2013

Eres como la Vía Láctea

Hola,


La echo de menos. Y no lo hago con dolor, porque no hay nada doloroso en echarla de menos si todo lo que ella implica es precioso. Supongo que no me enamoré de ella como para que mi corazón se encoja ahora que no está - aunque él también la echa de menos - pero lo hago a rabiar. Lo que (no) éramos. Lo que (no) teníamos. Echo de menos mi forma absurda de darle conversación en el principio y los silencios que era capaz de soportarle en el final, y cómo me cogía la mano y recorría mis líneas con sus dedos. Echo de menos los segundos eternos en los que me miraba a los ojos, el recorrido que hacían hasta mi boca casi sin querer poniéndome nerviosa y ansiosa a partes iguales, y esa manera perfecta de encajar cuando nos abrazábamos. Echo de menos sus besos en mis pómulos, la forma en la que se bebía la cerveza, y esa manía de tirarme siempre algo que tuviera a mano. Que me hablara al oído repitiéndome cosas que yo escribí para ella, me obligara a cruzar la calle en rojo y comprara chuches para dos a pesar de repetirle que no me apetecían. Echo de menos sus besos pillándome desprevenida, su forma de dejarme sin respiración y sus manos haciéndome cosquillas. Las veces que me dijo lo que guapa que estaba, o lo feliz que era estando conmigo, o que no tenía ganas de volver a casa. Las veces que me susurró que no le sonriera tan cerca porque no podía controlarse. Las veces que me dijo adiós, hasta eso echo de menos; porque despedirme de ella era haberla tenido aunque sólo fueran unas horas - aunque en realidad no sé si alguna vez fue completamente para mí - y la echo tanto de menos que cambiaría los días de sol por esos días de lluvia en los que nos besábamos en cualquiera de calles por las que ahora paso y leo su nombre en las paredes.


La echo de menos. Y la echaré de menos siempre.


Y lo haré sonriendo. Te lo prometo. 





Besos

jueves, 11 de abril de 2013

El miedo

Hola,

Hoy vengo a hablar de temas trascendentales. Sí, me he levantado profunda y filosófica después de haber tenido un sueño erótico-festivo con una dibujante de cómics a la cual no conocía de nada, en cuyo estudio me colaba a cotillear - porque los cómics eran sobre mí, o algo así creo recordar - terminando con un encuentro tórrido en una litera. No, yo tampoco lo entiendo. Es la primera vez que sueño algo así con una desconocida. ¿Os imagináis que ahora me la encuentro en algún lado? JÁ, no me sorprendería en absoluto dados los últimos acontecimientos de mi vida. Pero vaya, que eso no es lo que yo venía a contar - simplemente tenía la necesidad imperiosa de compartirlo con alguien y era demasiado largo para ponerlo en un tuit -

Yo venía a hablar del miedo. El miedo es una emoción básica, de esa lista de emociones básicas que se representan en los libros con fotos de gente muy fea que desconocía el uso de la espuma para el pelo. El miedo es, para mí, la emoción más importante y más determinante en el ser humano; todo se mueve a partir del miedo - que seamos conscientes o no, eso ya es otro tema-.

Podría sentarme a escribir un ensayo antropológico para sustentar mi anterior afirmación, pero no me apetece una mierda, así que voy a ir directa a la cuestión: Yo siempre he tenido mucho miedo a muchas cosas. Desde las cosas más simples como cruzar la calle, a cosas más importantes como ser capaz de mantener conversaciones trascendentales con personas trascendentales. La chica tortuga era yo; cuando las cosas se ponían feas me escondía dentro del caparazón y esperaba a que  la tormenta terminara por cansarse. Pero entonces pasó algo y al meterme dentro del caparazón me mojaba exactamente igual que estando fuera. Y el viento me despeinaba, y al andar me saltaban las baldosas sueltas manchándome los vaqueros, y todas esas desdichas propias de los días de tormenta. Yo era la tormenta; y por primera vez no podía escapar de ella.

¿Qué pasó? que me acostumbré a la lluvia. Y aprendí a vivir con el miedo. Joder, vaya que si aprendí. El miedo me dominaba por completo como nunca antes había sido consciente. Seguro que os ha pasado alguna vez el estar, por ejemplo, haciendo el idiota en la silla de clase sobre las patas traseras, y en una milésima de segundo al impulsarte más de la cuenta, sentir como si fueras a caer hacia atrás justo antes de agarrarte a la mesa y evitarlo. Esa sensación; ese es el miedo. Lo que pasa es que para mí no fue una milésima de segundo, si no un año.

Ese año me ha cambiado. 2012 ha sido mi Master en miedo, y estos dos últimos meses han sido mis prácticas externas poniendo a prueba todo lo que había aprendido. El resultado no ha podido ser más revelador ni más positivo. Hasta yo me he sorprendido por mi forma de hacer las cosas, de pensar y de sentir. De pronto me he visto a mí misma con ganas hablar temas antes intocables con gente antes intocable, renunciando a cosas por mi propio bien, arriesgándome a otras a las que antes jamás me habría arriesgado, aprendiendo a decir que No y lo más importante: aprendiendo a no decir que No a las cosas inesperadas por el hecho de no poder controlarlas.

He dejado de intentar controlarlo todo y de intentar mantener todas las situaciones bajo control. He aprendido a salir sin saber cómo voy a volver a casa, ni con quién, ni a qué hora. A dejarme besar en mitad de un bar, a querer contarle al resto de mi familia que no tengo intención ninguna de echarme un novio y a dejarme sentir cosas por las personas. Porque no lo hacía ¿sabéis? siempre se quedaban ahí, detrás del muro. Y ahora sin embargo puedo notar como pasan y saludan, y me hacen reír - y me hacen llorar-

Me he descongelado. Ya no soy el cubito de hielo que era antes, lo sé. Ahora tengo la certeza de que voy a poder 'querer bien' y no solo 'querer' a alguien, y que no voy a tener miedo a las conversaciones trascendentales, ni al futuro, ni a tomar decisiones. De pronto he entendido que todo ese miedo ya no está, que se ha ido como se ha ido el hielo, y el dolor,  y la inseguridad. Y si tengo que ser sincera, he de admitir que nunca he estado tan bien emocionalmente. Ni para mí misma, ni para nadie. Ahora tengo miedo a otras cosas, pero ese miedo es de los miedos buenos; de los que te impulsan a hacer cosas y a seguir adelante, como el miedo que se tiene antes de caer en un montaña rusa.

En realidad, es bueno tener miedo.

Si no tuviéramos miedo, nunca tendríamos la oportunidad de ser valientes.




Besos

miércoles, 10 de abril de 2013

Metamorfosis

Hola,

No sé cuando pasó exactamente. No me acuerdo de un momento concreto, ni de un hecho especialmente relevante. No recuerdo haber visto una luz, ni haber escuchado una voz en off, ni haber encontrado un mensaje oculto. No sé si fue antes de conocerla a ella o después; o si fue durante el tiempo que pasamos juntas. No sé si pasó cuando nos besamos la primera vez. O la segunda. O la tercera. Si fue cuando la cogí de la mano, o cuando fui consciente de que hacer alguna de esas cosas en público no me importaba en absoluto. No sé si fue mientras me obligaba a quedarme en mitad de la carretera con el semaforo en rojo, o cuando me abrazaba mientras andábamos sin rumbo, o cuando me sonreía a mí entre toda la gente. Tal vez fue cuando nos despedimos la primera vez. O la segunda. O la tercera. No sé. Puede que fuera antes de todo eso. O después. Pero lo que tengo claro es que pasó.

Pasó.

Y desde que todo eso pasó ya no tengo miedo.


Besos

lunes, 8 de abril de 2013

Cincuenta y un días

Hola

Cuando la conocí inmediatamente supe que la iba a perder - y es paradójico, porque no se puede perder algo que nunca has tenido - . Desde el principio entendí que lo único que me iba a pertenecer de ella serían los minutos en los que íbamos a compartir el espacio-tiempo y ni el pasado ni el futuro jugarían ningún papel en nuestras escapadas de la realidad. La verdad, siempre supe que sería así; que un día se nos acabaría el presente y que a partir de ese momento viviríamos en la perfección de lo nunca fuimos; en algo tan real como un recuerdo y tan subjetivo como una ilusión.

De todo lo que nunca llegamos a ser, nosotras fuimos eso; ella y yo fuimos un déjà vú.



Besos

viernes, 29 de marzo de 2013

Déjà vú


ERES LO MÁS BONITO QUE NO TENGO

sábado, 23 de marzo de 2013

Podría

Hola,

" [...] y si hubiera sabido que el último beso que te di iba a ser el último, 
no habría parado"
                                                                          (Friends)
________________

Que sé cómo es que ella me mire y todo el cielo de sus ojos me inunde - Yo, que ya creía que nadie miraba así- Y ella lo hace, me abraza como si no fuera a hacerlo nunca más, y me sonríe. Y yo la miro de esa manera que creía olvidada derramando la emoción por las mejillas y le digo que se quede conmigo; que respire despacio, que dicen que así se ralentiza el tiempo. Le susurro al oido que no se vaya y de pronto se pone a llover como si al cielo también se le derramara la emoción por los costados. Y así, bajo la lluvia, le doy un beso aún sabiendo que puede ser el último, y sin saber cómo, sobrevivo al deshielo mientras la veo alejarse y pienso que daría cualquier cosa porque se girara; y lo hace. Y vuelve. Y llueve. Y pienso que si esa es la forma que vamos a tener siempre de despediros, podría aprender a ser feliz diciéndole adiós. 


_____________________



Besos

lunes, 18 de marzo de 2013

La chica que escribe

Hola,

Yo, que siempre fui más de sobrevivir que de vivir. 

Ahora me siento en mitad del silencio dejando que el sol del invierno me queme y me hiele a partes iguales la poca piel que queda fuera de toda la ropa que me esfuerzo por mantener pegada a mí; un abrigo gris con botones, una bufanda de colores y un gorro rosa por el que se me escapa el flequillo haciéndome cosquillas en los ojos cuando se encuentra con el viento. Es una contradicción el llevar esos vaqueros rotos que mi madre nunca aprobó, que dejan entrar todo el frío que intento repeler detrás de mis gafas de sol negras, y esas zapatillas verdes que nunca abrigaron, pero que siempre me hicieron sonreír.

No me hace falta hablar, me oigo perfectamente en off dentro de mi cabeza. Pensando, planeando, mandándome callar para disfrutar de ese efímero instante de paz en el que siento cómo me late el corazón en los oídos y el movimiento casi imperceptible de mis músculos manteniendo mi postura. El cosquilleo de las yemas de mis dedos y el sutil escozor de mis labios por haber vuelto a mojarlos instintivamente a pesar de saber que el frío los quemaría con más rapidez. Pero no me importa; eso les da un tono rojizo bastante apetecible

- ojalá te apetecieran

Y es en ese instante, cuando ese pensamiento me cruza la mente sin dolor y sin arrepentimiento alguno, es cuando entiendo que no sólo se me han curado las heridas, sino que he aprendido a defenderme tan bien que me da hasta un poco de miedo enfrentarme a mí misma. Sonrío y me tiran un poco los labios cortados por el invierno, pero hasta ese dolor es extrañamente reconfortante, porque lo hago por mí. Y pienso que puede que no sea la mejor persona del mundo, pero que ya no tengo miedo.

He dejado de vivir arrepintiéndome por el pasado y preocupándome por el futuro, que lo único que me daba era un presente de noches llorando y días de gelatina bajo mis pies. He cambiado, lo noto cuando respiro y se me llenan los pulmones de ganas de hacer cosas absurdas; ganas de no dejar verdades a medias, de salir a la calle en mitad del fin del mundo y dejar que la lluvia me moje el pelo, y de beberme esa cerveza que sé de sobra que no debería beberme; pero lo hago. Me la bebo y miro a la chica más guapa del bar a los ojos hasta que ella baja la mirada, y cuando vuelve a levantarla le sonrío porque sé que le encanta. Lo hago siendo consciente del efecto que provoco. Y me gusta.

Ya no soy la chica tortuga, ni la chica que tenia miedo de besar en la calle, ni la chica del corazón roto, ni la chica de hielo. No soy la chica que decía ser tímida, ni la que decía ser insegura, ni la que no se atrevía a hablar las cosas importantes. He dejado de tener miedo porque ya sé cómo es perder. Sé cómo es vivir con el corazón y el cuerpo rotos en tantos pedazos como era posible romperlos. Sé lo que es derrumbarse, recoger los escombros y plantarse en mitad de la nada con la posibilidad de reconstruirse de cero. Ahora me arriesgo y no es porque no tenga nada que perder; Me arriesgo porque sé que sea lo que sea lo que pierda, no me va a destruir.

Y estando ahí sentada dejando que el sol se cuele por las rendijas de mis costillas y escuchando mi respiración, entiendo que de entre todas las cosas que puedo ser, al final no soy más que la chica que escribe. Y ya sabéis qué dicen de las chicas que escriben.



Besos.






sábado, 16 de marzo de 2013

33 cosas sencillas

Hola,

    '33 cosas sencillas'

  1. Atreverse.
  2. Sonreír. 
  3. Que te sonría.
  4. No poder mirarla a los ojos. 
  5. Aún así, intentarlo.
  6. Que te devuelva la mirada.
  7. Decir algo a la vez sin venir a cuento. 
  8. Y otra vez.
  9. Y otra.
  10. Cogerse de la mano.
  11. Jugar a cosas absurdas.
  12. Tararear la misma canción. 
  13. Abrazarse.
  14. Encajar.
  15. Que te encante su colonia.
  16. Rozar su mejilla.
  17. Hablar en susurro. 
  18. Terminar sus frases.
  19. Y ella las tuyas.
  20. Hacer apuestas.
  21. Leer las líneas de las manos.
  22. Cantar sólo para ella.
  23. La lluvia.
  24. Bailar.
  25. Planear.
  26. Reír. 
  27. Beber.
  28. Besar.
  29. Que te tiemblen las piernas.
  30. Hablar rozando su boca. 
  31. Echarse de menos.
  32. Buscarse.
  33. Atreverse.
Y así volver a empezar. 




Besos.


viernes, 8 de marzo de 2013

Universo Paralelo

Hola,

Por favor, quedaos, escuchad y leed. Por favor.



[...] Y no podréis entender que vencer a veces no va de retirarse a tiempo, si no visteis el ultimo verso grabado en sus labios, el verso de despedida. Si no escucháis como me late por dentro y como la escucho en los latidos de corazones que ni siquiera existen, de corazones de repuesto; a veces hasta me latía por fuera.
No entendereis por qué me arriesgué a echarla de menos si no sabeis que es el caos que le faltaba a mis textos, el desastre de mis cuentos; si no sabeis que era el hielo, y yo el fuego, y que cuando el hielo y el fuego se derriten al mismo tiempo, ya no hay nada más que hacer; si no la habeis tenido tan cerca como para respirar un aire que ya no era el mío, algo así como inhalar su vida y que en el último aliento se me escapara. 
Y a decir verdad, me arriesgué a echarla de menos porque no sabeis el tiempo que llevaba esperando que algo me sacara la piel de los huesos, y no solo eso, sino que me atravesó los músculos y los nervios, me llevó a un lugar real en el que por fin pude sentir algo.
Me arriesgué a echarla de menos porque entendí que lo mejor de conocerse, es conocerse mucho, y yo la conocía mejor de lo que puedo llegar a conocerme a mi.
Pero, mi plan B, fue colar entre los versos que le recitaba entre jazmines, balas de cristal, y ahora, cuando sé que va a olvidarme y que la voy a echar de menos, cuando se vaya, se romperán las balas de cristal dentro de su cuerpo, y le recordaré a amor y a vida, y necesitará que le clave nuevos versos en el alma, y habrá valido la pena [..] y que suena a lluvia resbalando por cualquier paraguas, que tocarla es como deslizar las manos por una guitarra, tocarla es música y poesía, pero a ella le dolerán los días en los que me seducía llamándome por mi nombre y recordándome lo guapa que estaba, le dolerán porque sabrá que yo la echo de menos.



Esto es algo que alguien escribe a raiz de algo que yo escribo. Y entiendo entonces por qué merece la pena romperse y reconstruirse, y llorar, y sentir, y arriesgarse a morirse de amor, de pena y de casualidad.

Gracias, no puedo decir más.


Besos

lunes, 4 de marzo de 2013

miércoles, 27 de febrero de 2013

Revival

Hola,

Llevo días queriendo hacer esta entrada, pero por motivos varios y diversos no he podido, y hoy, que he madrugado por encima de mis posibilidades y estoy hiperactivadelcoño he dicho: va, Ro, a lo loco, escríbela. Lánzate al vacío, vive al límBueno tal vez simplemente haya dicho de escribir y punto, pero la actitud ahí está.

¿Que de qué voy a hablar? De mi pasado. Y es que tenido una semana un tanto revival. Todo empezó cuando por pura casualidad di con un capítulo de la octava temporada de Hospital Central que estaban emitiendo en La Siete a la hora de comer. Un zapping inocente que me hizo dar un bote en mi silla, porque todas sabemos que ESA temporada es un punto de inflexión a tener en cuenta en la vida del 99% de las bolleras nacidas entre el 1985/90 (aproximadamente)

Así que atrapada por un bucle nostálgico decidí desenterrar las agendas escolares de mi época adolescente. Sí, esas agendas en las que escribías de todo menos lo que tenías que escribir. Esas. Y fue tal la impresión que me causó la de 4º de ESO, que de inmediato supe que debía ilustrarlo y compartirlo aquí, porque es merecedor de ser expuesto al mundo. Así que allá vamos.

Esta es mi agenda del curso 2004/2005 (aviso, es posible que algunas fotos no estén por orden cronológico, pero vaya que da igual)


Fijémonos en los detalles. Concretamente en esa propaganda antitabaco muy apropiada para una niña que había dejado de fumar dos años antes (siempre he sido muy precoz para todo) [o para casi todo]. Yo a los 14 años ya era la Mercedes Milá de mi grupo de amigas, toda una hipster. Y la foto del maromo de Embrujadas con una camiseta que pone "Leche", cuanto menos, inquietante. 


Nada más abrir la agenda nos encontramos con este percal. ¿Yo para qué voy a tener hombres jóvenes y fornidos? no. Yo Richard Gere. Creo que esa era mi mente diciéndome que me cambiara de acera (pero mirad qué guapo estaba el jodío, qué porte, qué elegancia). 


Cosas sin sentido. Como un Bulbasaur, un tazo de a saber qué o un envoltorio de piruleta dejaban entrever un síndrome de Diógenes incipiente en mi inestable personalidad. Aunque las fotos de Alyssa Milano ya apuntaban maneras. 


Mirad la carátula de mi primer single. En aquella época yo era la integrante no reconocida de Ecos del Rocío. (Atención a la foto de arriba a la derecha)


¿Veis? lo que yo os decía. Llevo una folclórica dentro, de ahí mi fanatismo por Maria del Monte. Haced caso omiso de que encima de la foto ponga lo que pone. Corramos un tupido velo. 


Esta indecente cantidad de maromos es de mi agenda sí. Qué queréis, yo era joven e inocente. Y me gustaban las telenovelas. Que ahí esté Alejo Sauras con los labios como Yola Berrocal al lado de una pegatina de las WITCH ya no me lo preguntéis, hablad con mi abogado.  


Sí. Esto es una canción de reggeaton. Entera. Me la sabía. Me gustaba. 


Como podréis comprobar, mis problemas con Richard Gere continuaron en el tiempo. A día de hoy puedo decir que estoy totalmente recuperada. 



Aquí la cosa empieza a ponerse interesante (¿por qué pegaba yo tantos tazos en la agenda? no lo entiendo. Bueno sigo). Como podréis comprobar, aquí empezó llamarme la atención hospital central. Yo muy digna, coloqué esa foto de abajo a la derecha que probablemente la recortaría de la Teleindiscreta, mientras SIN SABER POR QUÉ imprimía esa foto de Patricia Vico desde mi ordenador y escribía SIN NINGUNA OTRA INTENCIÓN "Patricia Vico The Best". 


Mirad qué majos la foto que les eché con mi cámara de carrete el día de su boda.



Aquí os juro que yo no sabía todavía que me iban las tías pero yo ahí, mostrando mi apoyo al colectivo homosexual y demostrando mi amplitud de vocabulario para las expresiones en inglés. 


Estas página las he puesto porque son un desfase. Y ya está. PD: nunca me dejéis a solas con subrayadores de colores. 


Aquí empiezan las paradojas. RXC, "R", como intuiréis, soy yo. ¿Y "C"? Bien, "C" se entretenía en ser un chico que a mí me gustaba. UN CHICO QUE A MÍ ME GUSTABA HOYGAN, INAUDITO. Eso sí, información debidamente acompañada por una foto de Maca y Esther en actitud cariñosa. Porque yo era muy proboller en la sombra y nada más ¿eh? nada más.


Esta es la mejor  página de toda la agenda y de todas las agendas habidas y por haber en el universo. Por favor, prestad atención. Es como el angel y el demonio cuando aparecen uno en cada uno de tus hombros. ¡A LA IZQUIERDA DEL RING, REPRESENTADO A LA BOLLERA INCONSCIENTE DE RO TENEMOS A....PATRICIA VICO! ¡Y A LA DERECHA, TENEMOS LA FOTO DEL "C" DE LA FOTO ANTERIOR EN UNA PISCINA, QUE NI PUÑETERA IDEA POR QUÉ ESTABA AHÍ A ESAS ALTURAS DE LA VIDA!




Esto demuestra simple y llanamente que he sido una puta friki toda la vida. 


Esta es para admitir que yo una vez escribí "haber si se va a caer" y que he salido de toda esa mierda gracias a la ayuda de la gente que me ha apoyado y ha estado ahí para mí. 


¿Loca yo? ¿LOCA YO? 


Ma parecia justo compartir que puse esa foto en honor al primer aniversario de boda de los Príncipes de Asturias. Para que veáis que tengo un corazón grande en el que siempre he albergado el sueño de ser Princesa por sorpresa. 


Y ya está. Creo que ya me he abierto bastate (emocionalmente, se sobreentiende). Espero que hayáis disfrutado de este recorrido por mi pasado y entendáis que a pesar de todo me he convertido en una persona TELA DE NORMAL SIN NINGÚN TIPO DE TARA EMOCIONAL. 



Besos.

lunes, 25 de febrero de 2013

La simpleza que queda tras agotar la complejidad.

Hola,

Aviso que el adorno lo hace parecer mucho más de lo que es, pero que aún así me apetecen cosas que hacía tiempo que no me apetecían con nadie. Cosas tontas y simples. Y la verdad es que no me siento culpable por querer sentirme así - y eso es una novedad -  y ojalá sintiera menos paz; así sería más fácil pensar que está mal - como siempre-.

¿Y si está mal, qué?, voy a ir al infierno de todas maneras.

O al menos eso espero.




Besos.


jueves, 21 de febrero de 2013

No se me da bien mentir

Hola,

No voy a ser demasiado romántica, ni demasiado detallista, ni demasiado atenta. Ni voy a ser excesivamente cariñosa, ni empalagosa, ni haré girar el mundo en torno a ti. No te dedicaré todo el tiempo del mundo ni dejaré de lado mi vida, ni mataré monstruos por ti. Ni tampoco voy a quedarme despierta viéndote dormir, ni a dejarte el mejor lado de la cama ni voy a poner por delante tus intereses a los míos

Y no voy a hacerlo porque tus intereses serán los sueños que yo voy a querer cumplir, y para dormir voy a preferir tu pecho a cualquier lado de la cama. Porque seré yo quien se duerma sabiendo que serás tú quien pase un rato mirándome y matando a todos los monstruos. Que mi vida no existirá sin ti, y que aunque no compartamos todo el tiempo siempre estaré contigo, porque el mundo va a girar a nuestro alrededor. Cambiaré piropos usados por fresas para desayunar, y te daré besos cuando estés resfriada y no quieras que me acerque a ti - porque te pienso cuidar te pongas como te pongas- Que mis detalles serán esas cosas que dices distraída y crees que no tengo en cuenta y después las encuentras hechas realidad.

Y cuando ocurra todo esto no pienses que te mentí; te prometo que no soy una romántica.

Tal vez sea simplemente que me he enamorado de ti.



Besos.

martes, 12 de febrero de 2013

Trospidismos y otras paradojas.

Hola,

Son las tres de la mañana y tengo los ojos como la Estrella de la Muerte de redondos. Mis ritmos circadianos han terminado por apuntarse a clase de bailes latinos sin mi consentimiento, y casi todos los días me dan las cinco de la mañana despierta. Así que hoy en lugar de quedarme ensimismada mirando los tres tuits que aparecen cada diez minutos en mi TL de mi ya querido turno de noche de tuiter, he decidido venir a daros la chapa al blog.

Hoy quiero hablar de mi trospidismo. Tal vez os preguntéis qué es el trospidismo. Pues bien; el trospidismo es un movimiento inici....vale. Paso de rollos. Si queréis saber lo que es el movimiento tróspido buscadlo en google. La cuestión, lo que yo venía aquí a contar es que yo he pasado unos años de mi vida dándomelas de intelectual y de íntegra. También pensaba que estaba totalmente cuerda y sana mentalmente. Mec, todas las respuestas son incorrectas.

Yo era de las que decía "vaya mierda de sociedad...viendo Gran Hermano" AJÁ. Yo era de esas. Era de las que decía cosas como "¿Yo?, perdona, yo no veo Gran Hermano. Eso es de una calidad indigna de mí". Sí, yo he sido bastante gilipollas a lo largo de mi vida. Lo admito. ¿Qué pasa ahora? ¿Qué ha cambiado? Supongo que he cambiado yo.

Creo que he llegado a un punto de mi vida en el que primero, me da exactamente igual si creen que soy una tróspida. Y segundo, me he dado cuenta de que las personas somos algo más que una noche de comentarios en tuiter. No se me puede definir porque disfrute echándome unas risas con Gran Hermano, o Gandía Shore. ¿Qué pasa? ¿qué por eso ya no importan los libros que me he leído, las buenas películas que he visto, o la carrera que he estudiado? ¿Ya no cuentan los libros de poesía, ni los cantautores que he escuchado, ni las tazas de te, ni tener una réflex, ni escribir en un mac, ni comer muffins, ni el llevar los jerseys de cuando mi madre era joven? ¿Me quitan el carnet de moderna de mierda por esto? ¿tengo que devolver las pulseras de los festivales? ¿Ya no puedo abrocharme el último botón de la camisa?

Me hace gracia que precisamente las personas que proclaman la libertad de expresión a través del arte, y que leen a Nietzsche con su monóculo mientras el resto nos partimos de risa en tuiter, sean las primeras en tachar, discriminar e insultar al resto de "seres de a pie". Perdonadnos si no estamos a vuestra altura moral ¿eh?

En fin. Que yo no me considero ni mucho menos una idiota. Ni pienso pintarme la raya del ojo e irme a Bacarrá a ver si pillo cacho, ni voy a ir por la vida como Belén Esteban. Pero tengo todo el derecho del mundo a pasarme dos horas, o tres, o cuatro días tuiteando sobre lo que yo quiera, que para eso es mi tuiter. Si no os gusta pues tenéis dos opciones, o no miráis, u os aguantáis. Porque luego bien que nos quejamos de que nos recortan los derechos y las libertades desde arriba, cuando somos los primeros que les pegamos la patada a quien no piensa como nosotros.

Que yo haya estudiado psicología y que sienta tantos deseos de mandar a la mierda al ser humano.

Paradojas.



Besos.










sábado, 9 de febrero de 2013

Bifurcaciones

Hola,

Plantarte delante de dos posibilidades tan bien diferenciadas que podrían pasar por líneas de metro, y preguntarte qué debes hacer. O más bien, qué quieres hacer. 
Hay dos caminos y cada uno te llevará a un sitio diferente. Estás completamente segura de que el instante en el que tomes esa decisión será un punto de inflexión, de esos que recomponen el futuro como cuando alguien viaja al pasado y cambia un detalle a simple vista insignificante. Y casi eres capaz de ver cómo todo va modificándose en tu cabeza como si fueras un arquitecto de sueños. 
No sabes por qué, pero hay algo dentro de ti que te empuja en una de las direcciones y sabes que es lo correcto. Que ir por el otro camino hará que te arrepientas durante mucho tiempo, que tal vez ese sea el tren que debas coger sin importarte dónde va a parar. 

Entonces, 


¿por qué estas paralizada?



Besos


Desde el otro lado

Hola,

Mirad lo que han escrito sobre mí.

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Todo o nada, querer y poder y quedarte quieta. O respiras justo el aire que quieres o eres capaz de ahogarte hasta conseguirlo, ¿para qué quedarte en el centro si puedes ir a un extremo, y encontrar a tu otro extremo por el otro lado? Pedacitos de cristal muy bien pegados, tanto que parece que no te has roto nunca, pero solo tú sabes lo que pesan las cicatrices. Humilde, dispuesta y atenta, y con más miedo del que realmente aparentas, sarcasmo y risas para disimular las grietas. Canciones y cerveza como kit de supervivencia, aunque a veces llegan a hundir más. A veces te muestras más transparente de lo que tú misma crees que eres, y otras, cuando voluntariamente intentas mostrarte como eres te pierdes en el intento, pero eso es solo un momento. Creo que eres tus fallos hechos canción, para analizarlos y mejorar, que quien dice fallos, a veces dice sentimientos, cuestión de perspectiva. Y como todos, por supuesto, creo que eres las veces que te caes y te levantas, y no solo eso, eres las veces que ayudas a los demás a levantarse, incluso cuando tu aún estás abajo, y por encima de todo. Y arriesgándome a equivocarme, eres persona, y estas y algunas cosas que me callo son mi conclusión después de unas diez mil preguntas, y de más o menos conocerte. Aunque seguro que menos que más, gracias pollo desplumao’ por ayudarme en algún que otro momento complicado, y por las risas constantes en esta, la telenovela que es tu ask

FRG
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Tal vez, ojo, y digo tal vez, no sea tan inaccesible. O tal vez estoy dentro de una urna de cristal. 

Tal vez



Besos. 

lunes, 4 de febrero de 2013

Ex-trañas

Hola,

Puedes abrirlo, o no. Eso lo dejo a tu elección personal.

Mira, vamos a hacer un trato: Yo no te voy a decir cosas bonitas, ni haré malabares para coincidir contigo. Tampoco voy a darte una larga conversación, ni a enseñarte fotos antiguas de las que llevo guardadas en el móvil. No te voy a hacer preguntas incómodas, ni cómodas, ni retóricas. Puede que te diga de ir a tomar algo, una cerveza o dos, pero no voy a invitarte ni voy a dejar que me invites. Mientras nos contamos cosas sin importancia voy a sonreír con el botellín en mis labios, y bajaré mis ojos desde los tuyos hasta tu boca de una forma tan obvia, que el escalofrío que sientas en la nuca va a resbalarse por tu columna hasta llegar al taburete del bar.
Con cualquier excusa estúpida me voy a acercar a ti para que entiendas que no quiero ser tu amiga, que no tengo ninguna intención de meterte en esa zona, que nosotras pertenecemos a otra diferente; pero no voy a contarte nada de eso todavía. Porque ahora, mientras me levanto para hacer cualquier cosa que se salga del guión, voy a pasar mi mano por tu espalda como quien lo hace de forma natural y rutinaria con el resto de la gente, y eso te dirá más que ninguna de las cosas que te haya contado hasta ese momento con palabras.
Voy a tardar un par de minutos, el tiempo justo para que tú puedas coger tu móvil y pensar en escribirle a alguna amiga tuya que no sabes de qué voy, ni qué va a pasar, que ni siquiera sabes si quieres que pase algo; pero en realidad sí lo sabes. Que sabes que desde el primer momento que he puesto mi mano en tu cintura al presentarnos he querido agarrarte por la hebilla de tus vaqueros. Que sabes que mi sonrisa con los labios pegados al botellín la quiero reproducir en bucle en tu cuello, y en tus costillas, y debajo de tu ombligo. Que sé que no sabes cómo se llaman mis padres, ni el nombre que le pondría a mi perro, ni cual es mi color favorito. Pero que sí sabes que me encanta que me besen despacio y me empujen suavemente contra la pared. Y lo sabes porque te mueres de ganas de hacerlo, con esas ganas que sólo pueden venir de ese sitio en el que tú y yo ya nos hemos hecho todo lo que nadie se imagina. Ese sitio en el que ya te he dicho dieciséis mil doscientas trece cosas bonitas y en el que he hecho toda clase de malabares para coincidir contigo. Donde hemos tenido conversaciones tan largas como el recorrido de una espiral y te he enseñado todas las fotos vergonzosas de mi pasado para hacerte reír. Ese sitio donde ya nos hemos hecho preguntas incómodas, y cómodas, y retóricas y te he invitado a esa cerveza, y a las tres siguientes, y a conocerme y olvidarme de forma cíclica para sorprenderte cada día descubriéndome por primera vez.

Fíjate qué curioso, todo lo que nos ha pasado siendo unas completas extrañas.




Besos.


Play

Hola,

Tal vez te parezca una locura, y puede que lo sea. Pero no sé oye, por menos que esto han existido historias de amor épicas. Por eso te voy a decir a ti esta noche que ojalá y seas tú.
Y no voy a decir tu nombre, ni donde vives, ni qué estudias. Ni siquiera voy a decir el color de tu pelo, ni la lista de cosas que te hacen ilusión igual que a mí. Porque no voy a darte los datos que te permitan saber que es de ti de quien hablo y hagan que se acabe el juego.

Aunque sólo juegue yo.


Besos.



jueves, 31 de enero de 2013

Cuanto más lleno el vacío más frío y brutal el desencanto.

Hola,



Tanto he crecido, al final me he perdido 
en las ramas gigantes del General Sherman. 

Vivo en su copa a 83 metros, 
sois como hormigas, ya no puedo veros. 

Sólo desde lo más alto podré evitar sumergirme 
donde el aire es frío y vacío es mi armazón triste. 


Y ahora no sé cómo puedo bajar 
quiero volver solo a mi hogar. 

Tanto he sufrido entre cuerpo inertes 
que devoraban mi calma a bocados. 
Que he decidido juntar mis pedazos 
misión a la luna como voluntario. 

Sólo desde el lado oculto podría llegar a olvidarte 
cuanto más lleno el vacío, más frío y brutal el desencanto. 


Y ahora no sé cómo puedo bajar 
quiero volver solo a mi hogar. 


Quiero volver a casa, quiero volver 
quiero volver a casa, a mi hogar.





Como mirarse en un espejo


Besos.